domingo, 28 de agosto de 2011

Autodisciplina


Autodisciplina en el trabajo y en el estudio

La autodisciplina, algo muy necesario para cumplir tus planes y horarios de estudio. Probablemente llevas unas semanas que no cumples tus planes de estudio y por esta razón vamos a hablarte de la autodisciplina.

La autodisciplina podríamos definirla como la capacidad de llevar a cabo un acción por ti mismo, con independencia de tu estado emocional.

La autodisciplina es lo que te permitirá cumplir satisfactoriamente tus planes y objetivos de estudio. Hay cuatro pilares sobre los que descansa:

Aceptación, esto es convencimiento total de acometer un reto, una meta, una tarea, unos nuevos hábitos.

Fuerza de voluntad, determinación total a la hora de ponerte a hacer tu tarea sin excusas y con buen ánimo.

Esfuerzo y constancia. Ya hemos hablado de la constancia y el esfuerzo .


Cómo fortalecer la autodisciplina

La autodisciplina es como un músculo, cuanto más lo entrenas más fuerte se pone y cuanto menos lo entrenas más débil es. El entrenamiento muscular y el entrenamiento para fortalecer la autodisciplina tienen mucho en común. Si en los inicios de un entrenamiento le pones una carga excesiva al músculo quizás lo único que logres es dañarlo. Tendrás que probar progresivamente con poco peso e ir aumentándolo poco a poco, conforme vaya adquiriendo fuerza.

Con la autodisciplina pasa algo similar. Deberás fortalecerla progresivamente. Poniendo una "carga" ligeramente superior cada día. Es importante que te propongas metas que puedes alcanzar con éxito, pero cerca de tu límite. Conforme vayas afianzando tus éxitos deberás ir incrementando tus "cargas"y expandiendo tu límite hacia arriba.

Desarrollar autodisciplina te servirá para muchísimas cosas en la vida. No solamente te será útil para mejorar en tus estudios, sino en el trabajo, en todos tus retos personales, etc. Puede ser uno de los tesoros personales más valiosos.


Un ejemplo de autodisciplina en el estudio

Supongamos que deseas desarrollar la capacidad de estudiar cuatro horas reales diarias sin caer en distracciones y otras pérdidas de tiempo.

Primer día: te esfuerzas y lo consigues.

Segundo día: fracasas completamente. Cuatro horas es demasiado tiempo para ti. Pues manos a la obra... Vamos a entrenarnos....

Tercer día: una hora y descanso;

Cuarto día: dos horas y descanso;

Quinto día: dos horas y media y descanso;

Sexto día: tres horas y descanso;

Séptimo día: tres horas y descanso;

Octavo día: cuatro horas ¡conseguido!

Esto es: hay que proseguir el entrenamiento progresivamente hasta conseguirlo. Quizás necesites quince días o un mes para poder conseguir cuatro horas de estudio de calidad, con buena concentración, sin distracciones y un extraordinario rendimiento. Aunque emplees mucho tiempo en lograrlo, lo importante es que tengas la determinación, fuerza de voluntad, esfuerzo y constancia hasta alcanzarlo. Al final lo lograrás.

Recuerda que debes ser activo en el control de tu estudio evaluando tus resultados. E insisto también en la fórmula secreta para fortalecer la autodisciplina es "AVEC": Aceptación, Voluntad, Esfuerzo y Constancia.

Por último es importante que antes de disponerte a desarrollar tu autodisciplina estés convencido de que merece la pena ser un buen estudiante y tener una predisposición a no rendirse nunca (ver No te rindas nunca).

martes, 16 de agosto de 2011

NUEVAS TECNOLOGÍAS Y APRENDIZAJE COLABORATIVO



El desarrollo de las nuevas tecnologías y su utilización en el proceso educativo, requiere del soporte que proporciona el aprendizaje colaborativo, para optimizar su intervención y generar verdaderos ambientes de aprendizaje que promuevan el desarrollo integral de los aprendices y sus múltiples capacidades; en este orden de ideas Ruíz y Ríos (1990) señalan la conveniencia del enfoque Aprendizaje asistido por el Ordenador , contrapuesto al de Instrucción asistida por el Ordenador, que promueve la transmisión de información su posterior comprobación y tiende a propiciar la sustitución del docente; el Aprendizaje asistido por el ordenador, con énfasis en lo cognoscitivo, enriquece el papel del docente, poniendo a su disposición los elementos que conjugará según su pericia para la puesta en escena en la que el aprendiz será el protagonista, alcanzando una actitud favorable hacia la superación de errores, dada la continua exposición a estimulantes experiencias que conllevan nuevos retos y requieren el desarrollo de nuevas habilidades, destrezas y conocimientos.

Cabe destacar que para promover el verdadero logro de experiencias de aprendizaje colaborativo, se debe partir por la constitución de pequeños grupos, entre dos y cuatro integrantes; por otra parte el lapso durante el cual se dará el trabajo conjunto, también interviene en el logro, pues aquellos que prolongan la duración de las sesiones de trabajo, tendrán oportunidad de conocerse mejor e integrarse efectivamente para generar aprendizaje, así como el desarrollo de las habilidades sociales para su exitosa inserción en el grupo.

En este plano, las tecnologías también benefician el logro de aprendizaje colaborativo, pues para poder aprovechar las bondades del ordenador, así como la comprensión y el aprendizaje, es recomendable un máximo de tres personas trabajando en un equipo. Una vez concluida la sesión presencial, el trabajo en equipo puede verse prolongado mediante los diferentes recursos tecnológicos: chat, correo, listas o foros, proporcionan la oportunidad de nuevos intercambios.

Pueden producirse experiencias positivas de aprendizaje cuando los alumnos comparten sus descubrimientos, se brindan apoyo para resolver problemas y trabajan en proyectos conjuntos.
Por otra parte esta tecnología interactiva permite desarrollar, extender y profundizar las habilidades interpersonales y penetra las barreras culturales a medida que estudiantes y docentes aprenden a comunicarse mediante las nuevas formas que propone este medio.

Desde el punto de vista pedagógico, las TICs representan ventajas para el proceso de aprendizaje colaborativo, en cuanto a:

a) Estimular la comunicación interpersonal, que es uno de los pilares fundamentales dentro de los entornos de aprendizaje virtual, pues posibilita el intercambio de información y el diálogo y discusión entre todas las personas implicadas en el proceso. En función del diseño del curso, existen herramientas que integran diferentes aplicaciones de comunicación interpersonal o herramientas de comunicación ya existentes (como el correo electrónico o el chat). Estas aplicaciones pueden ser síncronas, como la audio/videoconferencia, las pizarras digitales o los espacios virtuales y asíncronas como los foros o listas de discusión.

b) Las nuevas tecnologías facilitan el trabajo colaborativo, al permitir que los aprendices compartan información, trabajen con documentos conjuntos y faciliten la solución de problemas y toma de decisiones.
Algunas utilidades específicas de las herramientas tecnológicas para el aprendizaje cooperativa son: transferencia de ficheros, aplicaciones compartidas, asignación de tareas, calendarios, chat, convocatoria de reuniones, lluvia de ideas, mapas conceptuales, navegación compartida, notas, pizarra compartida, votaciones, etc.

c) Seguimiento del progreso del grupo, a nivel individual y colectivo; esta información puede venir a través de los resultados de ejercicios y trabajos, test de autoevaluación y coevaluación, ( aquella en la que unos sujetos o grupos se evalúan), estadística de los itinerarios seguidos en los materiales de aprendizaje, participación de los estudiantes a través de herramientas de comunicación, número de veces que han accedido estos al sistema, tiempo invertido en cada sesión y otros indicadores que se generan automáticamente y que el docente podrá chequear para ponderar el trabajo de cada grupo, pero a su vez los estudiantes podrán también visualizar el trabajo que tanto ellos como el resto de los grupos han efectuado y aplicar a tiempo correctivos y estrategias metacognitivas que tiendan a remediar un desempeño inadecuado.

d) Acceso a información y contenidos de aprendizaje: mediante las bases de datos on line o bibliográficas, sistemas de información orientados al objeto, libros electrónicos, publicaciones en red, centros de interés, enciclopedias, hipermedias, simulaciones y prácticas tutoriales que permiten a los estudiantes intercambiar direcciones, diversificar recursos e integrar perspectivas múltiples.

e) Gestión y administración de los alumnos: permite el acceso a toda aquella información vinculada con el expediente del estudiante e información adicional, que le pueda ser útil al docente en un momento dado, para la integración de grupos o para facilitar su desarrollo y consolidación.

f) Creación de ejercicios de evaluación y autoevaluación, con los que el docente podrá conocer el nivel de logro y rediseñar la experiencia de acuerdo a su ritmo y nivel y al estudiante le ofrecerán retroalimentación sobre el nivel de desempeño.

En la medida en que se van identificando nuevas competencias relevantes para el mundo de la información y el conocimiento en el que vivimos, van surgiendo nuevos modelos formativos, que en sus concreciones tendrán que adaptarse a las exigencias, requerimientos y oportunidades que la evolución tecnológica representa; la formación interactiva on line, amplía los maestros disponibles y las informaciones y experiencias para compartir, lo que por otra vía resultaría imposible.

Las TICs propician una postura de flexibilidad cognitiva, pues cada usuario puede establecer itinerarios particulares y recorrerlos según su gusto y necesidad: textos, proyectos, propuestas, experiencias, nuevos medios para la interacción y el trabajo con los aprendices y docentes conocidos cara a cara o con otros remotos e invisibles, enriquecen el proceso de aprendizaje y abren la voluntad de cooperar que en la presencialidad quizás permanecería pasiva, cubierta por el temor de hablar o el miedo escénico de interactuar en un grupo que no siempre tiene tolerancia y receptividad hacia todos sus miembros por igual.

De allí que las principales ventajas derivadas del uso de estrategias de aprendizaje colaborativo, derivan en el desarrollo y mejora continua de las competencias del docente para ejercer el apoyo y acompañamiento responsables y creativos y en cuanto al estudiante, el desarrollo de estrategias de relación social, metacognición y metaevaluación, lo que le confiere mayor autonomía y pertinencia a sus participaciones.

Pese al gran entusiasmo por adaptar los procesos educativos a los medios de interacción virtual, cabe señalar que al evaluar su eficiencia en términos de la educación y crecimiento emocional de individuos y grupos de trabajo, es mucho lo que aún aporta la presencialidad. Los grupos de aprendizaje no van a volverse colaborativos tan sólo por estar en la red. Es necesario identificar, evaluar y aumentar los recursos emocionales y las aptitudes sociales de los integrantes de cada grupo y del grupo como tal y esto se logra definiendo y modelando valores que impacten el desarrollo humano de los aprendices. La mejor propuesta formativa será en todo caso, aquella que pueda conjugar cada estrategia de la forma más conveniente y en su justa dimensión, sin abusar o subestimar su uso y sin olvidar que el fin educativo, que es el bienestar social y el desarrollo debe prevalecer y orientar cualquier acción educativa que se emprenda.

BIBLIOGRAFÍA


RUÍZ, y RÍOS (1990): «El uso de la informática en la educación», en: Investigación y Postgrado, Vol. 5 n.°
2 (pp. 59-89).
RÍOS (1999): «El constructivismo en educación», en: Laurus. Año 5. n°8. pp.16-23.
Tudge (1994): Vigotsky: la zona de desarrollo próximo y su colaboración en la práctica de aula. Nueva York, Universidad de Cambridge.
VIGOTSKY (1979): El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Madrid, Editorial Grijalbo.
WILSON (1995): Cómo valorar la calidad de la enseñanza. Madrid, Paidos.

sábado, 6 de agosto de 2011

Diez consejos para escribir contraseñas seguras


La mayoría de los usuarios tenemos claves de acceso a los servicios que cualquier hacker podría romper en menos de diez minutos

"1234". Según revela un estudio, esta es la clave más frecuente que la gran mayoría de usuarios escribimos para proteger nuestros servicios on line, donde guardamos datos privados de gran importancia, e incluso, los números de nuestras cuentas bancarias. Esto significa que cualquier hacker puede entrar en la mayoría de cuentas privadas de plataformas de Internet en pocos segundos.

Cuando queremos elaborar un poco más las contraseñas, las basamos, incluso de modo inconsciente, en referencias simbólicas como nuestro cumpleaños, el de nuestros hijos o la fecha de nuestra boda. También así se lo ponemos fácil a los hackers, pues les basta con entrar en sitios como Facebook, ver alguno de estos datos y, a partir de ellos, buscar la combinación de entrada a nuestros servicios. Respecto al nombre de usuario, los profesionales de romper claves saben que casi todos usamos el mismo que tenemos en nuestra dirección de correo electrónico. Conviene, por lo tanto, ser mucho más inteligentes y blindar lo que ahora tenemos casi como un libro abierto.

1._ Buscar siempre claves que tengan más de ocho dígitos. Cuantos menos caracteres tenga una clave, más fácil es romperla para un hacker, puesto que el número de combinaciones posibles son menos. Se considera débiles a las combinaciones menores de ocho dígitos, que pueden identificarse con programas generadores de combinaciones aleatorias -llamados robots-, lo que se conoce como "la fuerza bruta".


2._ Nunca usar solo números. Aunque pongamos claves de ocho o más dígitos, si usamos solo números, es cuestión de tiempo que un robot encuentre la contraseña y entre en nuestras páginas.

3._ Tampoco usar solo letras ni palabras. Las letras se pueden combinar con robots hasta dar con la clave. Respecto a las palabras, siempre tienen una conexión simbólica con nuestro subconsciente, por lo que alguien que nos conozca un poco puede adivinar las claves si piensa en el nombre de nuestra pareja, nuestros hijos o nuestras mascotas.

4._ Optar siempre por combinaciones alfanuméricas. Mezclar letras y números es la solución más segura porque se mezclan dos sistemas de clasificación, lo cual amplia mucho las combinaciones. De todos modos, un hacker que tenga algunos datos personales sobre nosotros y mucha psicología puede adivinar las claves si no nos hemos esmerado en confeccionarlas. Debemos ser conscientes de que, de modo automático, siempre buscamos combinaciones fáciles de recordar y relacionadas con personas y fechas importantes. Por lo tanto, lo mejor después de escribir la contraseña es revisar que no contenga señales personales.

5._ Intercalar signos de teclado. Un truco que nos permitirá usar letras y números relacionados con nuestra vida sin peligro es intercalar símbolos como "#", "$", "&" o "%" entre los caracteres de la contraseña. La presencia de estos caracteres es mucho más difícil de descubrir para hackers y robots.


6._ Lo mejor son las claves aleatorias. Si podemos usar un programa generador de claves aleatorias, estaremos mucho mejor protegidos. La página Clave Segura ofrece de manera gratuita un generador de claves en el que se puede escoger tanto la longitud de la contraseña como la cantidad de caracteres alfanuméricos que usamos. Otros servicios como Passwordmeter miden el nivel de seguridad de las contraseñas que confeccionamos.


7._ No utilizar la misma contraseña para todo. Parece una obviedad, pero es lo que hacemos la mayoría de los usuarios. Hay que tener una contraseña distinta para cada servicio. También es recomendable cambiar las contraseñas cada cierto tiempo.

8._ Guardar las claves en un documento de texto. Como las claves seguras son muy difíciles, por no decir imposibles, de recordar, lo lógico es guardarlas escritas en un documento de texto, que utilizaremos para almacenar las contraseñas de todos nuestros servicios. Cada vez que debamos entrar a un servicio, tendremos que recurrir a este documento. Puede que sea pesado, pero es más seguro.


9._ Guardar el documento en un lugar seguro. Hay varias opciones para guardar el documento con nuestras claves. La primera es usar una memoria USB separada físicamente del ordenador y que solo enchufemos cuando queramos abrir el documento con nuestras claves. Debemos ser conscientes de que podemos tener el ordenador monitorizado por algún software malicioso -ocurre con mucha más frecuencia de la que creemos- o que alguien puede acceder a través de la conexión wifi si esta no es lo bastante segura. La segunda alternativa es guardar el documento en una copia de seguridad en un servidor de la red, con protocolos de cifrado de 128 bits o más. Podemos guardarlo en plataformas diseñadas para tales usos, como Clipperz. Bastará con abrir este servicio y acceder al documento. Eso sí: la contraseña de acceso a Clipperz tiene que ser altamente compleja, deberemos tenerla escrita en una libreta, guardarla en un cajón y saber que si la perdemos también perderemos el resto de contraseñas.

10._ Cerrar la sesión de los servicios a diario. Cuando apaguemos el ordenador por la noche o al salir de casa, la mejor opción es salir de todos los servicios de uso habitual, ya sean el correo electrónico, las distintas redes sociales donde participemos o las plataformas donde guardamos documentos para sincronizarlos, etc. Si alguien encendiera nuestro ordenador y no los hubiéramos cerrado, podría acceder fácilmente a tales servicios, ya que el navegador guarda las contraseñas si no le indicamos lo contrario. Por lo tanto, hay que indicar en el apartado de "Seguridad" de nuestro navegador que no recuerde ninguna contraseña. Al volver a usar el ordenador habrá que introducir todas las claves, pero evitaremos disgustos.

viernes, 5 de agosto de 2011

EL MODELO DE APRENDIZAJE COLABORATIVO



La educación tradicional, favorecida por los modelos sociopolíticos convencionales, lejos de favorecer la colectividad, se ha empeñado en exaltar los logros individuales y la competencia, por encima del trabajo en equipo y la colaboración; esta realidad, se evidencia «no sólo en el currículo, el trabajo en clase y la evaluación, sino en el pensamiento y la acción del docente y sus alumnos».

Si bien el conductismo planteaba la absoluta dependencia del docente, quien dominaba la situación educativa y regía en el aula sobre sus alumnos, al hablar de aprendizaje colaborativo no traspasamos esta situación al grupo, su esencia es mucho más compleja y enriquecedora: en el aprendizaje colaborativo cada participante asume su propio ritmo y potencialidades, impregnando la actividad de autonomía, pero cada uno comprende la necesidad de aportar lo mejor de sí al grupo para lograr un resultado sinérgico, al que ninguno accedería por sus propios medios; se logra así una relación de interdependencia que favorece los procesos individuales de crecimiento y desarrollo, las relaciones interpersonales y la productividad.

Los trabajos en grupo han sido práctica convencional en los diferentes niveles y modalidades del sistema educativo, ello no implica que sea ésta una práctica verdaderamente cooperativa, en la que el producto es el producto innovador de la sinergia divergente de un equipo de personas sobre un tema específico. Del grupo al equipo, hay un tránsito, cuyo valor agregado es la cooperación, pero muchas veces los mismos docentes desconocen cómo producir este logro y orientar las actividades de aprendizaje en esa dirección.

Algunas pautas para producir aprendizaje colaborativo son:

a) estudio pormenorizado de capacidades, deficiencias y posibilidades de los miembros del equipo;

b) establecimiento de metas conjuntas, que incorporen las metas individuales;

c) elaboración de un plan de acción, con responsabilidades específicas y encuentros para la evaluación del proceso;

d) chequeo permanente del progreso del equipo, a nivel individual y grupal;

e) cuidado de las relaciones socio-afectivas, a partir del sentido de pertenencia, respeto mutuo y la solidaridad, y

f) discusiones progresivas en torno al producto final.

Evidentemente este tipo de aprendizaje dialógico facilita el desarrollo de aquellos procesos cognitivos, como la observación, el análisis, la capacidad de síntesis, el seguir instrucciones, comparar, clasificar, tomar decisiones y resolver problemas, en los que la interacción enriquece los resultados y estimula la creatividad.
Por otra parte, el aprender en forma colaborativa permite al individuo recibir retroalimentación y conocer mejor su propio ritmo y estilo de aprendizaje, lo que facilita la aplicación de estrategias metacognitivas para regular el desempeño y optimizar el rendimiento; por otra parte este tipo de aprendizaje incrementa la motivación, pues genera en los individuos fuertes sentimientos de pertenencia y cohesión, a través de la identificación de metas comunes y atribuciones compartidas, lo que le permite sentirse «parte de», estimulando su productividad y responsabilidad, lo que incidirá directamente en su autoestima y desarrollo.

El aprendizaje colaborativo se caracteriza por la igualdad que debe tener cada individuo en el proceso de aprendizaje y la mutualidad, entendida como la conexión, profundidad y bidireccionalidad que alcance la experiencia, siendo ésta una variable en función del nivel de competitividad existente, la distribución de responsabilidades, la planificación conjunta y el intercambio de roles.

Resulta importante resaltar la necesidad de comprender el verdadero significado del aprendizaje colaborativo, pues de lo contrario se corre el riesgo de promover experiencias caracterizadas por actitudes individualistas, en las que prevalecen los conflictos, frustraciones y complejos de los miembros del grupo y no se logra entablar una interacción favorable, que conduzca a la interdependencia positiva. Atendiendo el proceso desde la conformación misma del equipo, se producirá un aprendizaje que además de resultar rico en cuanto a los productos cognoscitivos logrados, a nivel interpersonal e intrapersonal se modela y aprende valoración y responsabilidad hacia el proceso educativo, capacidad para conformar equipos de trabajo productivo y respeto por los demás y su trabajo.

En este punto, resulta importante tomar en cuenta que todo proceso grupal debe partir por la aceptación legítima de cada integrante, lograr niveles aceptables de comunicación y confianza, que permitan dar y recibir apoyo y resolver asertivamente los conflictos que de continuo se presentan en las relaciones humanas, para poder tomar decisiones conjuntas que favorezcan la consolidación como equipo, la mayoría de los docentes al iniciar un trabajo de aprendizaje con un grupo de estudiantes, tienden a repetir la repartición de contenidos en grupos elegidos aleatoriamente, cuyos productos de aprendizaje se presentan en una jornada maratónica de exposiciones en la que rotafolios, transparencias y video ofrecen en apretados y minúsculos textos una síntesis del trabajo que van leyendo a una audiencia pasiva que se abstiene de hacer preguntas.

Este tipo de experiencias no ejerce mediación en el proceso de aprendizaje, ni se hace seguimiento e intervención al proceso de desenvolvimiento del grupo, o se aplica evaluación formativa, conociendo tanto los logros tanto colectivos como personales, o generando una reflexión seria por parte del grupo y produciendo reconocimientos que recompensen objetivamente las acciones valiosas. Es verdad que el trabajo en equipos con enfoque colaborativo requiere mayor dedicación y es mucho más meticuloso, pero produce en los estudiantes verdadero crecimiento intelectual y socioafectivo y en el docente, continua mejoría en su capacidad mediadora.

Existen al menos tres formas de poner en práctica el aprendizaje colaborativo: la interacción de pares, el tutoreo de pares y el grupo colaborativo (Tudge, 1994). La diferencia entre ellos está determinada por la igualdad en los niveles de rendimiento que exista entre los integrantes. La interación de pares consiste en la integración de grupos con participantes de diferentes niveles de habilidad, que acometen las ejecuciones en forma organizada y conjunta, participando el docente como mediador y catalizador en las experiencias de aprendizaje del grupo.

El tutoreo de pares (Tudge, 1994), involucra a estudiantes en los que se ha detectado mayor habilidad y a los que se les ha dado un entrenamiento previo para servir de coach de sus compañeros de menor nivel, mientras desempeñan el trabajo en forma conjunta; por lo general la interacción entre los estudiantes es tan fluida que logra elevar el nivel de los aprendices y consolidar el que tienen los avanzados, quienes querrán conservar su posición de adelantados y continuarán profundizando en el conocimiento.

Los grupos colaborativos por su parte, tienen mayor tamaño que los primeros y vinculan aprendices de distinto nivel de habilidad, género y procedencia; acumulan el puntaje en forma individual y grupal a lo largo de todo el período, lo que estimula la interdependencia y asegura la preocupación de todos por el aprendizaje de todos, pues el éxito colectivo depende del éxito individual. En este caso el docente debe ser más que un mediador, propiciando un proceso grupal efectivo. El grupo puede ser estable o permanente, inestable o circunstancial y de base, que es aquel que va más allá del ámbito académico, desarrollando actividades de soporte y apoyo para el desarrollo integral de sus integrantes.

El aprendizaje colaborativo ha demostrado eficiencia en la superación de actitudes negativas, incrementar la motivación y el autoconcepto; por otra parte las experiencias de interacción cooperativa permiten producir un aprendizaje vinculado al entorno social del individuo, dado que propician la creación de ambientes estimulantes y participativos, en los que los individuos se sienten apoyados y en confianza para consolidar su propio estilo de aprendizaje.

Algunos expertos  señalan que los estudiantes que explican y elaboran, aprenden más que los que solamente escuchan explicaciones, quienes a su vez aprenden más, que los estudiantes que aprenden solos. «El aprendizaje colaborativo alienta la elaboración, pidiendo a los estudiantes que hablen acerca de sus nuevas ideas con otros estudiantes de su grupo»

El aprendizaje colaborativo es eficiente para insertar la educación dentro del proyecto de vida y conectar la evolución personal con el desarrollo de un proyecto de país coherente que favorezca la cohesión y la visión sistémica de elementos. Se estimula con este tipo de estrategia la desaparición de observadores pasivos y receptores repetitivos, superando los tradicionales hábitos de memorización utilitaria, para promover procesos de diálogo que conduzcan a la confrontación de múltiples perspectivas y a la negociación propias de la dinamicidad de todo aprendizaje que conduzca al desarrollo.



BIBLIOGRAFÍA
RUÍZ, y RÍOS (1990): «El uso de la informática en la educación», en: Investigación y Postgrado, Vol. 5 n.°
2 (pp. 59-89).
RÍOS (1999): «El constructivismo en educación», en: Laurus. Año 5. n°8. pp.16-23.
Tudge (1994): Vigotsky: la zona de desarrollo próximo y su colaboración en la práctica de aula. Nueva York, Universidad de Cambridge.
VIGOTSKY (1979): El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Madrid, Editorial Grijalbo.
WILSON (1995): Cómo valorar la calidad de la enseñanza. Madrid, Paidos.