viernes, 12 de febrero de 2010

Carta de un niño a su padre



«No sé papá... ya no es como antes. Ahora no me das una palmadita cuando termina el partido ni me invitas a un refresco. Vas a la grada pensando que todos son enemigos, insultas a los árbitros, a los entrenadores, a los jugadores, a los padres del equipo contrario...

¿Por qué has cambiado? Creo que sufres y no lo entiendo. Me repites que soy el mejor, que los demás no valen nada a mi lado, que quien diga lo contrario se equivoca, que solo vale ganar.

Ese entrenador del que dices es un inepto, es mi amigo. El que me enseña a divertirme jugando y a amar éste deporte.

El chaval que el otro día salió en mi puesto...¿te acuerdas?... sí hombre, aquel a quien estuviste toda la tarde criticando porque no sirve ni para llevarme la bolsa, como tú dices. Ese chico está en mi clase. Cuando lo vi el lunes, me dio vergüenza.

No quiero decepcionarte. A veces pienso que no tengo suficiente calidad, que no llegaré a ser profesional del fútbol y ganar cientos de millones como tú quieres. Me agobias. Hasta he llegado a pensar en dejarlo, pero me gusta tanto...

Por favor, no me obligues a decirte que no vengas a verme jugar».

5 comentarios:

  1. Esto si que es amor en estado puro. Muy bonito, te felicito.

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  2. Gracias Amor, una carta creo que muy válida para la mayoría de padres que tienen a niños en algún deporte escolar.

    Los padres han de recapacitar qué es lo que andan buscando: la felicidad y el buen desarrollo de sus hijos, o lo que ellos desean fervientemente... hijos famosos que ganen mucho dinero....y tal vez les saquen de la ruina.

    Un saludo

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  3. Y malpensando un poco, ¿no podríamos ver también una forma de ocultar un fracaso en el padre tratando de taparlo con las habilidades del hijo?, o quizá simplemente se trate de mala educación.

    Hay tantas combinaciones posibles... ;)

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  4. Destroyer, creo que parte de verdad hay en que los padres aspiran que sus hijos hagan o sean, lo que ellos quisieron y no lograron ser.

    Es curioso como los más zánganos del mundo exigen sin tregua a sus hijos, lo que muchas veces no pueden dar. Hablo porque lo he vivido y visto....

    Saludos

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  5. Me pone triste leer esta carta, porque muchas veces los padres exigimos o presionamos a nuestros hijos de una manera exagerada, por nuestros fracasos, por lo que no pudimos ser, les damos el mal ejemplo de la intolerancia, de la agresividad, del egoísmo, del individualismo. Creo que cada vez que algo así vaya a salir de mi boca recordaré este post. Gracias.

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