lunes, 23 de abril de 2012

Tres claves para combatir el fracaso escolar


El fracaso escolar exige prevenir, intervenir a tiempo e introducir mecanismos que faciliten el retorno de los alumnos al sistema

El fracaso escolar es una de las principales preocupaciones de padres, alumnos e instituciones. Se analizan sus causas para evitarlo y sus consecuencias para hacerle frente. Un nuevo informe explica los puntos claves del fracaso escolar e intenta dar con la fórmula que lo combata: prevenir, intervenir a tiempo e introducir mecanismos que faciliten el retorno de los alumnos al sistema educativo son tres aspectos básicos.

El abandono escolar preocupa. Tres de cada diez alumnos no finalizan las enseñanzas obligatorias en las aulas españolas. Por este motivo, un total de 28 entidades miembros de FEDAIA, la federación que agrupa a las entidades catalanas que trabajan con niños y jóvenes desamparados o en riesgo de exclusión social, han elaborado un informe que analiza el fracaso escolar, sus consecuencias y las posibles soluciones, que centra en tres aspectos.

1. Prevenir el fracaso escolar

Un factor fundamental es conseguir que los estudiantes no abandonen las aulas. Por ello, se debe dar con el origen del fracaso escolar para combatirlo. En primer lugar, el fracaso escolar puede tener su origen en varias causas. Es un proceso progresivo, en el cual el estudiante pierde poco a poco el vínculo con el entorno escolar hasta llegar al abandono.

Según FEDAIA, en alusión a datos del Ministerio de Educación y estudios recientes, esta desvinculación comienza en la educación primaria. Se estima que a los diez años uno de cada diez niños no cursa el nivel de enseñanza que le corresponde por edad, aunque la decisión de abandonar el colegio se toma en la adolescencia. Por ello, se apuesta por un sistema preventivo "eficaz y coordinado entre la familia y el colegio", una prevención integral que aborde las situaciones de riesgo. Las familias han de sentirse parte activa de la educación de sus hijos, para ayudarles a superar las dificultades que se les presenten.

2. Intervención con los alumnos

Una vez que se ha detectado a los alumnos susceptibles de abandonar las aulas, debe iniciarse el trabajo con ellos "para atajar los problemas de forma temprana", recomienda FEDAIA. La crisis económica ha aumentado el número de alumnos cuyas familias carecen de los recursos suficientes para garantizar una adecuada enseñanza. En ocasiones, los estudiantes carecen de material escolar o de la atención necesaria para motivarles en el estudio. La intervención temprana permite que los adolescentes con problemas de aprendizaje alcancen la adolescencia con la motivación suficiente para superar estas trabas.

Los planes de intervención han de aplicarse en todos los ciclos formativos y han de incluir atención personalizada mediante tutorías y refuerzo escolar. Pero también la atención y motivación por parte de los padres es fundamental. Los hijos han de sentirse apoyados en casa y, en esta línea, un aspecto destacado es la reacción de los padres ante un suspenso. En el artículo 'Mi hijo ha tenido muchos suspensos', el educador y logopeda Pablo Pascual explica cómo algunas conductas muy frecuentes entre los padres frente a las notas negativas resultan "ineficaces e incluso perjudiciales". Es el caso de los castigos y los gritos o ciertas expresiones que pueden humillar a los niños ("eres un vago"). Frente a esto, recomienda escuchar a los hijos, enseñarles técnicas de estudio o darles responsabilidades desde que son pequeños.

3. Facilitar el regreso a las aulas

Una segunda oportunidad. Este puede ser muchas veces el camino para que los estudiantes regresen al sistema educativo formal y culminen el proceso de aprendizaje. Se piensa en adaptaciones curriculares específicas para estos jóvenes, tener en cuenta sus particularidades, crear plazas suficientes para todos los alumnos que suspenden ESO o facilitar el paso del Ciclo Formativo de Grado Medio al Ciclo Formativo de Grado Superior.

Servicios para combatir el fracaso escolar

El fracaso escolar preocupa, entre otros motivos, por su relación con la pobreza. "Es uno de los factores que contribuye a reproducir de forma más decisiva el círculo vicioso de la pobreza entre los jóvenes", subraya el presidente de la FEDAIA, Jaume Clupés. Una preparación escolar deficiente se relaciona con un mayor riesgo de desempleo o empleo precario.

En la actualidad, diferentes servicios se marcan como objetivo la lucha contra el fracaso escolar. Pretenden ayudar a los más jóvenes para que no abandonen las aulas y concluyan al menos las enseñanzas obligatorias, un aspecto que estiman clave para su futuro. Entre los servicios previstos para combatir el fracaso escolar destacan: Unidades de Escolarización Compartida (UECs), Programas de Cualificación Profesional Inicial, Aulas Taller, Aulas de Estudio y Planes de Entorno.

Fracaso escolar en España

La tasa de fracaso escolar en España llega al 29%. Esto significa que tres de cada diez estudiantes no concluye la enseñanza obligatoria. Por comunidades autónomas, Ceuta y Melilla, Islas Baleares, Murcia, Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura, Canarias, Comunidad Valenciana y Cataluña están por encima de la media. Estas tasas han supuesto un toque de atención a nuestro país desde la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), que realiza el informe PISA, y la Comisión Europea, que ha pedido "medidas urgentes para combatir el fracaso escolar", recuerda FEDAIA.

Entre los factores que se consideran condicionantes del fracaso escolar destacan el nivel socioeducativo de los padres, el origen étnico y el sexo de los alumnos, por lo que sirven de base para realizar un seguimiento especial de estos estudiantes. Cuando los padres carecen de estudios, el riesgo de fracaso escolar de los hijos alcanza el 63%; si los padres tienen estudios primarios, este porcentaje llega al 41%; en el caso de progenitores con estudios universitarios, la tasa desciende al 20%. En el aspecto social, se distingue entre adolescentes que forman parte de la denominada clase trabajadora (45% de riesgo) y clase media (23%).

De acuerdo al origen, los estudiantes inmigrantes alcanzan un 55% de riesgo de fracaso escolar, frente a un 34% de estudiantes nacionales, mientras que, por sexo, el 41% de los alumnos de 15 años está en riesgo de fracaso escolar, ante el 29% de las alumnas de la misma edad.

Otros factores de riesgo ajenos al contexto social y familiar son los problemas visuales y auditivos, así como los trastornos de aprendizaje. El 25% de los niños en edad escolar sufre algún problema de visión sin diagnosticar, pese a que una visión defectuosa implica no poder seguir las explicaciones en la pizarra, leer o estudiar con comodidad. Por otro lado, la dislexia y el Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) suponen un obstáculo para realizar las actividades del mismo modo que el resto de los alumnos.


lunes, 16 de abril de 2012

Trabajos escolares, claves para elaborarlos con éxito


Emitir mensajes claros, redactar de manera inteligible y huir de la retórica son claves en la elaboración de trabajos escolares

Durante el curso, los alumnos deben entregar multitud de trabajos escritos y realizar otras tantas exposición orales. En todas estas actividades, la expresión es fundamental, ya que si bien se valora el contenido de cada trabajo, el modo en que se comunica suma puntos en la calificación final. Unas normas sencillas ayudan a mejorar el resultado y obtener una buena nota. Entre estas destacan la emisión de mensajes claros y la redacción o presentación inteligible de los textos.

Mediante trabajos escritos o exposiciones orales, los estudiantes se someten durante el curso escolar a diversas pruebas que evalúan su nivel de aprendizaje y expresión. En estos casos, el qué y el cómo son igual de importantes, ya que denotan el dominio de la materia por parte del alumno, así como su control del lenguaje.

Presentación de trabajos escritos

Además de los exámenes, los estudiantes deben entregar durante el curso diversos trabajos escritos. La expresión es un aspecto importante en educación secundaria y ni siquiera los alumnos que cursan itinerarios científicos se libran de las redacciones. Debe ser así porque la elaboración de trabajos es una constante que se mantiene en la universidad y en el momento de realizar trabajos de investigación o tesis, entre otros. ¿Pero cómo hacer estos trabajos?

  • Ante todo, se deben evitar las perífrasis, es decir, frases largas que conforman un rodeo de palabras.
  • Se deben emitir mensajes claros y directos, construir frases sencillas que se entiendan en una primera lectura y contengan los verbos justos.
  • Los ejemplos son útiles para aclarar las explicaciones anteriores.
  • La redacción debe ser inteligible en conjunto para que el lector entienda el mensaje.
  • No se deben repetir las mismas palabras ni verbos, sino recurrir a sinónimos. Además, los adjetivos aportan valor a los textos.
  • En cuanto a las ideas, se tienen que distribuir en párrafos, de manera que cada idea se explique en un párrafo.
  • Si el trabajo ha de entregarse con un título, se tiene que elegir uno que resuma el objetivo del mismo.
  • Diseñar una portada que contenga el mensaje del trabajo también es un punto a favor del estudiante.

Cuando el trabajo consiste en un comentario de texto, las tareas que se deben realizar son las siguientes: redactar un breve resumen del texto, elaborar un esquema con las ideas principales, analizar el contenido de un fragmento, efectuar un comentario crítico o exponer la opinión de forma argumentada.

Utilizar el vocabulario adecuado

Los diccionarios son herramientas muy útiles para los estudiantes. Por ello, conviene que se acostumbren a utilizarlos y que recurran a ellos para aprender palabras nuevas, conocer sinónimos o mejorar en general el dominio del lenguaje. La Real Academia Española de la Lengua publicó en septiembre del pasado año la segunda edición del Diccionario del estudiante, dirigido a alumnos de secundaria y bachillerato.

Se ha compuesto en especial para estudiantes de 12 a 18 años con un objetivo claro: el aprendizaje del español y su uso correcto. Se intenta que el alumno se "desarrolle plenamente como individuo capaz de expresarse con precisión y eficacia". Para ello, se compone de más 40.000 voces y locuciones, "seleccionadas para recoger el vocabulario fundamental que en su trabajo debe manejar un estudiante de secundaria y bachillerato".

Exposición oral en cuatro pasos

Las presentaciones orales son las más temidas por los alumnos. Aunque se tengan las ideas muy claras, no siempre es fácil expresarlas. Para una presentación convincente, ordenada, ilustrada y amena aconseja, en primer lugar, tener claro un objetivo, no perderse en explicaciones o definiciones vagas, sino destacar un propósito claro.

Una vez acotado este objetivo, se debe estructurar la presentación, realizarla de una manera "limpia" para que los oyentes entiendan el mensaje. Los pasos son cuatro:
  1. Introducción. Hay que captar la atención de la audiencia desde el principio, por lo que conviene redactar la primera parte del discurso, sin dejar espacio a la improvisación. Antes de nada, hay que transmitir el objetivo, la duración de la presentación y la estructura para que los oyentes conozcan qué les espera. 

  2. Posición. Hay que centrar el objetivo de la exposición en el momento actual. 

  3. Desarrollo. Es la parte crucial, ya que no ha de aburrir a la audiencia. El resultado será mejor si se sigue un esquema y se completa la presentación con ejemplos, esquemas, imágenes o gráficos. 

  4. Sumario. Es el momento de hacer hincapié en las conclusiones y, sobre todo, en la idea central que se remarcó al principio y que se quiere subrayar.

    Fuente: EroskiConsumer

miércoles, 11 de abril de 2012

¿Cómo se aprende a estudiar?


La falta de organización y concentración son algunos de los errores que dificultan el aprendizaje

"Es muy listo, pero no aprueba", "estudia mucho, pero luego suspende". Sentencias como éstas se escuchan a padres cuyos hijos en edad escolar no obtienen los resultados académicos deseados. Las causas de este bajo rendimiento no hay que buscarlas siempre en la capacidad o en la inteligencia de los estudiantes. A menudo, el origen del problema es diferente: no saben estudiar.

En su libro "Aprender a estudiar, no es imposible", el profesor Joaquín Almela define el término "estudiar" como una situación en la que el estudiante debe "situarse adecuadamente ante unos contenidos, interpretarlos, asimilarlos y retenerlos para después poder expresarlos en una situación de examen o en la vida práctica". El problema surge cuando el alumno tiene dificultad para llevar a cabo una o varias partes de este proceso de forma efectiva.

Estas dificultades pueden residir en características personales del alumno, como la falta de atención o la mala memoria, en actitudes hacia el estudio, como el desinterés o la desmotivación, en cuestiones organizativas, como la falta de método, técnicas y estrategias de aprendizaje, o en aspectos ambientales, como la carencia de un lugar adecuado para estudiar o la abundancia de distracciones en el entorno. Todas estas dificultades se pueden corregir de forma sencilla, lo importante es hacerlo a tiempo para que no se conviertan en un hábito que marque la trayectoria académica del estudiante durante su vida escolar.

Analizar la situación

El primer paso que deben dar los progenitores, junto con los propios estudiantes, es analizar de forma detenida los diferentes problemas que detecta el alumno al estudiar. El escolar que obtiene bajas calificaciones no es el único que tiene dificultades, también puede tenerlas quien, a pesar de conseguir buenos resultados, ha tenido que realizar un esfuerzo mayor para alcanzarlos.

En este proceso de análisis deben intervenir los docentes o los tutores. Las dificultades pueden originarse en el momento de abordar el estudio en casa, pero también pueden tener de base una actitud errónea en clase. Estos profesionales son un apoyo esencial para obtener recomendaciones sobre estrategias, técnicas y recursos idóneos para estudiar de forma efectiva.

Errores habituales

Cada estudiante es único, pero en función de sus dificultades de estudio pueden definirse varios perfiles: quien estudia mucho y no aprueba, quien estudia bien pero falla en los exámenes, quien no quiere estudiar... Según estas tipologías, las dificultades o los errores pueden residir en unos u otros aspectos:

Método de estudio: como afirma Ramón González Cavanach, en su obra 'Estrategias y técnicas de estudio', una de las razones por las cuales un alumno no es un buen estudiante puede ser "abusar de técnicas y estrategias simples centradas en la repetición y el repaso, en detrimento de otras más complejas como la elaboración de esquemas o la construcción de supuestos". Los especialistas recomiendan revisar este aspecto metodológico, sobre todo, en los casos de alumnos cuyo rendimiento al estudiar no se refleja en los resultados. Un uso adecuado de las principales técnicas de aprendizaje permite diminuir el tiempo de estudio y aumentar la habilidad para comprender la información.

Concentración: en ocasiones, el alumno tiene voluntad de estudiar, pero no es capaz de concentrarse en sus tareas. En estos casos, hay que revisar y eliminar los elementos de distracción que pueden provocar esta falta de concentración y proporcionarle un lugar de estudio adecuado alejado de las disrupciones.

Planificación: la abultada agenda de actividades extraescolares que atienden cada día muchos estudiantes impide que cuenten con el suficiente tiempo para organizar su estudio. Un alumno tachado de perezoso, en ocasiones es tan solo un alumno cansado, sin ganas de estudiar después de una jornada agotadora. Es necesario que los padres y alumnos planifiquen un horario realista, adaptado a la edad del niño y su perfil, que le permita adoptar una rutina de estudio eficiente.

Comprensión: algunos estudiantes son incapaces de estudiar de forma eficiente porque carecen de la base necesaria para entender la materia. Estos casos, más frecuentes en alumnos que cambian de nivel o de centro, necesitan una intervención del tutor o docente, que oriente a los padres y al alumno sobre los contenidos que debe reforzar para ponerse al día en la asignatura.

Motivación: la falta de interés y una actitud negativa hacia los estudios es una de las principales causas del fracaso escolar. Desde el entorno familiar, los progenitores pueden motivar a sus hijos si muestran interés por sus tareas, participan en ellas y expresan satisfacción ante sus logros. Por otra parte, los docentes en el ámbito académico pueden utilizar distintas estrategias motivadoras que ayuden a despertar el interés del alumno por las materias y fomente el sentimiento de competencia.

Ansiedad: distintas actitudes mentales como la inseguridad, el nerviosismo y la ansiedad pueden provocar que un buen alumno sea incapaz de demostrar sus conocimientos en el momento de enfrentarse a un examen. Se debe enseñar a estos estudiantes a preparar la mente para el examen, fomentar la confianza y seguridad en sí mismos y evitar que cometan errores frecuentes, como estudiar de forma desmesurada el día anterior, dormir poco o alimentarse mal.

sábado, 7 de abril de 2012

Clubes de lectura


Se extienden en las bibliotecas públicas los servicios de lecturas programadas para que sus usuarios debatan y comenten obras literarias en grupo

La lectura es un acto personal e íntimo, pero también se puede compartir. Impulsados en su mayoría por las bibliotecas públicas de nuestro país, se han extendido en la última década los denominados clubes de lectura, puntos de encuentro de lectores que disfrutan y aprenden con el intercambio de opiniones e ideas sobre obras literarias acordadas de forma previa. Estos servicios gratuitos se organizan en general en grupos compuestos por un máximo de 20 personas. Todas ellas reciben los libros en régimen de préstamo de los fondos bibliotecarios y participan con frecuencia en otras actividades culturales complementarias en torno a sus lecturas.

Lectores, libros y un coordinador. Con estos tres sencillos ingredientes se puede elaborar una receta de éxito para fomentar el interés por la lectura y los libros entre la población: un club de lectura. Tal como lo define Blanca Calvo, directora de la Biblioteca Pública de Guadalajara y una de las principales impulsoras de esta actividad en nuestro país, "un club de lectura es un grupo de personas que leen al mismo tiempo un libro". Pero la definición no se queda ahí.

El término "lugar de encuentro" que va unido al club de lectura implica que este es también un espacio para compartir, intercambiar y exponer ideas y opiniones sobre las obras leídas. Significa complementar la actividad lectora con otras experiencias que permiten a sus integrantes desarrollar habilidades y competencias intelectuales y elevar su nivel cultural.

Cómo se organizan los clubes de lectura

Los clubes de lectura tienen larga tradición en nuestro país, pero hasta la última década no han surgido como un servicio casi generalizado y disponible para gran parte de la población. Esta difusión y extensión de la actividad ha sido posible gracias a la labor promotora que llevan a cabo las bibliotecas públicas.

El club de lectura se propone como una actividad complementaria para los usuarios de las bibliotecas y otras entidades o asociaciones que deseen organizar uno. Para ello, los servicios bibliotecarios han creado distintos mecanismos de préstamo colectivo que facilitan el desarrollo de la actividad, como el Servicio Regional de Préstamo a Clubes de Lectura de la Red de Bibliotecas de Castilla-La Mancha, que cuenta con un catálogo de más de 2.000 lotes de títulos disponibles para los clubes de la comunidad, o el Centro Andaluz de las Letras, que aporta lotes bibliográficos a los más de 350 clubes de la región.

Dinámica de un club de lectura

Una vez que se dispone de la herramienta principal -los libros- , las bibliotecas o las entidades organizadoras del club tan solo tienen que promocionar la actividad entre sus usuarios, que pueden acceder de forma gratuita a las sesiones. Respecto a los integrantes, Blanca Calvo apunta que un club de lectura "puede empezar a funcionar con un mínimo de diez personas, aunque el grupo ideal es de 20 o 25". Estas cifras varían si el grupo está integrado por público infantil o juvenil, en cuyo caso es recomendable que el club no exceda de 15 miembros, "ya que requieren una atención más personalizada que los adultos", añade Calvo.

La actividad principal del club de lectura se desarrolla en sesiones -en general semanales o quincenales- de una hora y media de duración. En ellas, los miembros debaten sobre la parte de lectura de la obra acordada de forma previa. Analizar el estilo, extraer conclusiones o comentar los pasajes que más han gustado son algunas de las pautas que se aplican en estas reuniones. Pero como señala Blanca Calvo, para evitar el rechazo de algunas personas, se debe saber qué no hacer: "No se lee en voz alta, ni hay que intervenir de modo forzoso".

La labor del coordinador es esencial para el buen desarrollo de las sesiones. Su misión consiste en moderar las reuniones, racionar los tiempos de intervención y estimular la participación de los integrantes del grupo con la propuesta de preguntas y temas que giren en torno a la lectura o el autor de la obra. Por otra parte, esta figura también es responsable de organizar otras actividades complementarias que enriquecen al grupo, como el visionado de versiones cinematográficas de los títulos tratados, encuentros con autores o visitas a lugares o exposiciones relacionados con las lecturas.

Entre los beneficios que reporta la participación en esta actividad, Blanco reseña el enriquecimiento que las opiniones de los miembros del grupo proporcionan a la impresión inicial de cada uno sobre la lectura en solitario y el apoyo que se recibe en el caso de algunos libros más exigentes de lo normal, ya que "si otras personas lo hacen al mismo tiempo, se leen con más facilidad".

Un club para cada público

Las modalidades de los clubes de lectura están definidas por el perfil de sus miembros. La mayoría de las bibliotecas ofrecen a sus usuarios la posibilidad de integrarse en un grupo adaptado a sus características. De este modo, se organizan clubes exclusivos para adultos, público infantil o juvenil, tercera edad o solo para mujeres. En algunos casos, se pueden mezclar dos perfiles diferentes para conseguir un objetivo específico, como el club familiar que organiza la Biblioteca Provincial de Huelva, dirigido a padres e hijos de forma conjunta.

También hay clubes basados en un género literario concreto: poesía, novela, ensayo o cómic, entre otros. Algunos son incluso más específicos y limitan la lectura a obras en un determinado idioma o a un subgénero, como la novela negra o romántica.

Clubes de lectura on line

En los últimos años, se han empezado a desarrollar otras iniciativas de clubes de lectura que utilizan el entorno virtual como plataforma de reunión y los chats y foros como medio de comunicación. La dinámica es la misma, aunque con el uso de las tecnologías como patrón, se elimina la necesidad de desplazarse y se amplían las posibilidades de reunirse miembros de diferentes lugares. Estas son algunas de las propuestas más destacadas:

miércoles, 4 de abril de 2012

Normas para presentar trabajos académicos


Los universitarios deben aprender a elaborar sus trabajos de investigación según los criterios propuestos por diferentes normativas internacionales y especializadas

¿Es obligatorio poner un encabezado en cada página? ¿Qué elementos debe contener una referencia bibliográfica? Estas y otras muchas dudas se les plantean a los estudiantes universitarios cuando deben abordar la elaboración de un trabajo o documento académico en sus estudios. La mayoría de estas cuestiones tienen respuesta en diferentes normativas internacionales o específicas de un área de conocimiento, que sirven como referente para unificar criterios entre las diferentes instituciones educativas o publicaciones especializadas.

El nuevo modelo educativo que propone el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) aboga por incrementar el protagonismo de los estudiantes con la implementación de métodos activos de enseñanza que les permitan desarrollar habilidades y competencias para aprender por sí mismos.

En este marco, los trabajos académicos cobran relevancia dentro de la actividad de los alumnos, ya que representan una vía importante para ampliar su habilidad y capacidad de investigar, reflexionar en profundidad sobre un tema o un área determinada y aprender a estructurar, sintetizar y presentar de forma adecuada la información. Este último aspecto, aunque parezca el menos relevante, es sin embargo esencial para que los docentes responsables de la evaluación de los trabajos puedan valorarlos y analizarlos sin dificultad y para que los estudiantes se habitúen a elaborar los documentos con unos criterios y estándares formales genéricos.

Aspectos formales genéricos

Más allá de los contenidos, el principal referente que hay que tener en cuenta para la redacción y elaboración de un trabajo académico son las indicaciones específicas del profesor, que se basan por lo general en las establecidas por el departamento en el que se integra o por la misma facultad o universidad.

Estas pautas son, a menudo, un compendio personalizado de las normativas que distintos organismos especializados elaboran y actualizan de forma periódica para unificar criterios de presentación y estructura en diferentes ámbitos de conocimiento. Las normas de Vancouver, las del Instituto Colombiano de Normas Técnicas (ICONTEC) o las de la American Psychological Association (APA) son algunas de las más comunes en el ámbito académico y de investigación.

Entre las recomendaciones genéricas de estilo formal y que se pueden encontrar en la mayoría de estas normas destacan las siguientes:

  • Tipo de papel: el tamaño de papel recomendado para los documentos académicos es Din A-4. En general, los trabajos se deben presentar escritos por una sola cara y en papel de color blanco.
  • Márgenes: para la buena legibilidad es importante que el texto "respire", por eso se debe dejar un mínimo de margen inferior, lateral y superior de 2,54 cm, aunque para los laterales se recomienda que sea superior (aproximadamente 3,5 cm.)
  • Interlineado: el número de líneas por página no debe exceder de 30 (incluidas notas de pie de página o referencias) y el texto se presenta a doble espacio entre líneas o triple para separar títulos, subtítulos o gráficos. Se debe revisar que no queden líneas huérfanas (una línea suelta al final de la página) o viudas (una línea suelta al comienzo de una página).
  • Tipografía: el tamaño máximo de letra recomendable es de 12 puntos y debe ser uniforme en todo el texto. Los tipos de letra más habituales son la Curier, CG Times, Times New Roman, Sans Serif y similares. En cuanto a los estilos, se puede utilizar la negrita, cursiva o subrayada para resaltar diferentes partes del texto, pero es conveniente no abusar de estos recursos.
  • Encabezamiento y numeración: las páginas deben ir numeradas en la esquina superior o inferior derecha, a unos 2,5 cm del borde de la hoja. Es recomendable que todas las paginas incluyan un encabezamiento para facilitar la identificación en caso de separarse del resto del documento.

Normativas para textos científicos y técnicos

Las distintas disciplinas académicas tienen sus propias particularidades. Por eso, para cada área de conocimiento es conveniente elegir el estilo que se use con más frecuencia entre los especialistas. En el ámbito de las Ciencias de la Salud, lo más común es guiarse por los requisitos de uniformidad marcados por el Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas (ICMJE), más conocidos como normas o estilo Vancouver. De hecho, más de 500 revistas especializadas de este ámbito se rigen por estos criterios para la publicación de sus artículos.

En el entorno científico universitario también es habitual publicar de acuerdo a los lineamientos establecidos por el Council of Science Editors. Se utilizan principalmente en el área de la biología, pero también en biomedicina, bioquímica y otras disciplinas científicas afines.

Normativa para Ciencias Sociales y Humanidades

En Ciencias Sociales y Humanidades, los estilos más utilizados son el Chicago, el de la American Psychological Association (APA) y el de la Modern Language Association (MLA). El primero de ellos es el de más antigüedad (1903) y se aplica, en general, para escritos de las materias de historia, arte, música o literatura, entre otras. En su web se puede consultar de forma gratuita una guía rápida de la última edición publicada.

El estilo de la APA está generalizado en el ámbito de la psicología, pero también se emplea en educación, ingeniería o en el entorno empresarial. En su portal está disponible un tutorial con las reglas básicas y en este enlace de la Universidad de Alicante se puede revisar en español una ejemplificación reducida de esta normativa. En lengua y literatura es frecuente tomar como referente el estilo MLA, utilizado por más de 1.100 publicaciones especializadas de todo el mundo. En el documento 'La cita documental', de Mabel Kolesa y Carolina de Volder de la Universidad de Buenos Aires, se pueden consultar los principales elementos y ejemplos de referencias en los estilos de la MLA y de la APA.

Normas bibliográficas

La bibliografía y las citas forman parte esencial de cualquier trabajo académico de calidad y dan solidez al texto. Su función es acreditar los datos de las fuentes referenciales en las que se basa el documento y facilitar la búsqueda y localización de las mismas por parte del lector. La información básica que debe incluir una referencia bibliográfica es el dato del creador y la identificación de la creación (autores, título y edición). Puede completarse con datos adicionales, como los editores, el año de publicación o el número de páginas, entre otros.

Aunque en un principio no parece difícil, la tarea entraña cierta dificultad en cuanto surgen las primeras dudas: ¿cómo se escribe una referencia si son 15 autores los creadores?, ¿se organizan por orden alfabético o por orden de aparición?, ¿de qué modo se señala una referencia electrónica? Un marco general internacional para unificar criterios en este sentido lo constituye la norma de la Organización Internacional para la Estandarización ISO 690-2010, cuyas principales directrices se pueden consultar en el manual 'Bibliografías y su ortotipografía', una guía práctica para la aplicación de esta norma redactada por Javier Bezos. De la versión anterior de esta norma (ISO 690-1987), existe un equivalente en castellano: la UNE 50-104-94, de la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR).

Fuente:EroskiConsumer

lunes, 2 de abril de 2012

Aprender historia en la Red


Los recursos y materiales digitales disponibles en Internet facilitan el aprendizaje de esta materia

Las tecnologías han introducido en las aulas nuevas formas de aprendizaje que permiten complementar la didáctica tradicional con materiales y recursos digitales e interactivos. En la materia de historia, el papel del alumno ha sido bastante pasivo hasta ahora, pero estos recursos aportan al docente un amplio abanico de posibilidades para mostrar los contenidos históricos en un entorno de enseñanza más participativo, entretenido y visual.

Aprender la lista de los Reyes Godos, las fechas de los principales tratados de paz o la genealogía completa de la dinastía de los Austrias puede ser una ardua tarea. Más aún, si el material del que se dispone es un documento o libro de texto. Hasta hace pocos años, junto con algunas imágenes ilustrativas, estos eran los únicos recursos a disposición de los profesores de Historia para enseñar la materia.

Pero hoy en día el panorama ha cambiado. Las tecnologías han aportado a los docentes nuevas herramientas de trabajo, que permiten despertar y mantener el interés de sus alumnos por los acontecimientos de la historia. Presentaciones, gráficos e infografías interactivas, documentales o juegos on line son algunos de los recursos disponibles en la Red para el uso libre de los maestros y alumnos.

Historia con TIC

Para empezar a tener una visión general del material histórico disponible en la Web, es conveniente repasar algunos de los portales que compilan de forma organizada y estructurada materiales que permiten tratar los hechos más relevantes de la Historia orientados a la enseñanza.

Historias del siglo XX es una de las páginas web más completas en el plano educativo sobre Historia Contemporánea en la Red. El portal está elaborado por Juan Carlos Ocaña, doctor en Historia Moderna y Contemporánea y catedrático de Secundaria, que ha logrado crear un canal monográfico con clara vocación docente, destinado a profesores y alumnos de Bachillerato y de los primeros cursos universitarios. Entre sus contenidos se incluyen textos históricos relevantes, cuestionarios y ejercicios para repasar, una interesante sección con materiales para la enseñanza bilingüe de esta materia y una colección de enlaces a otras páginas web de Historia.

Otra opción interesante es educahistoria, gestionado por un grupo de profesores de Secundaria y dirigido por José Luis de la Torre. Con una orientación didáctica enfocada a la enseñanza de la materia en Secundaria y Bachillerato, el portal recoge un amplio compendio de materiales multimedia (presentaciones, gráficos, audiovisual), muchos de producción propia, y herramientas para facilitar el aprendizaje de la asignatura de historia en el aula o desde casa. Entre sus secciones destaca la blogosfera de historia, donde de un vistazo se conoce de qué se habla en los blogs históricos más relevantes, y top de historia, una lista votada por los usuarios con los recursos on line de la materia más valorados.

Aula de Historia es otro de los proyectos, elaborado por docentes, que fusiona la enseñanza de historia con las nuevas tecnologías. Entre sus recursos destacan documentales de acceso libre sobre distintas etapas históricas y animaciones y gráficos interactivos que hacen la enseñanza más atractiva. El proyecto Clío, afiliado a Rediris, red académica y de investigación nacional, también se nutre de las herramientas tecnológicas para adaptar los contenidos didácticos de la materia al aprendizaje del alumnado de Secundaria. Desde su biblioteca virtual se puede acceder a distintos contenidos educativos, juegos, ejercicios y actividades de utilidad para los docentes.

Portales temáticos

Distintos portales se ocupan de recopilar los temas más destacados de la Historia y los organizan de modo que el usuario pueda navegar de forma sencilla a través de sus contenidos. Son de utilidad tanto para los estudiantes de la materia, como para cualquier internauta interesado en ampliar sus conocimientos históricos. Estos son algunos de los más destacados:

  • Artehistoria: un portal elaborado por historiadores, que repasa la Historia Universal desde el Paleolítico hasta la época actual. Incluye biografías de los personajes más destacados, imágenes ilustrativas, historias cotidianas para amenizar la materia y vídeos didácticos, mapas y reconstrucciones históricas de los principales hechos de cada época.

  • El historiador: esta página recoge contenidos históricos sobre temas políticos, personajes relevantes, imperios o familias de la Historia Universal. Cuenta con una sección entretenida sobre frases célebres, inventos y otras curiosidades.

  • Kalipedia: el portal educativo de la editorial Santillana resume en la sección de Historia los contenidos de la Historia de España y Universal más interesantes, desde la Prehistoria hasta la actualidad. Se complementa con galerías y gráficos que ilustran la información.

Material audiovisual

El cine, los documentales y otros materiales audiovisuales han jugado un importante papel en la tarea de divulgar la Historia entre un amplio grupo de población. Su carácter lúdico y entretenido facilita la adquisición de los conocimientos y los hace más atractivos para los aprendices. En la Red se pueden encontrar distintos sitios web que recopilan estos recursos.

  • Canal de Historia: la web del canal temático de televisión "Historia" proporciona una interesante colección de material audiovisual para los amantes de esta disciplina. Su sección "a la carta" permite visualizar parte de los contenidos que se retrasmiten sobre los hechos históricos más importantes y sus protagonistas. Reúne también varios juegos on line para que los internautas se entretengan y pongan a prueba sus conocimientos.

  • La Historia en vídeo: un blog con más de 150 vídeos de Historia recopilados de distintos portales web. Se pueden consultar por etiquetas de personajes, hechos o contextos.

  • Docuhistoria: interesante colección de documentales históricos que provienen de distintas fuentes. Están organizados por etapas, como Edad Antigua, Egipto, Edad Contemporánea o Medievo.