sábado, 31 de octubre de 2009

CREANDO COMICS




Una interesante herramienta que puede ser utilizada en cualquier idioma y a cualquier edad. A veces, cuando no sabemos que pueden hacer nuestros hijos, se la podemos ofrecer.

martes, 27 de octubre de 2009

COMO HACER PARA QUE LOS NIÑOS SEAN RESPONSABLES?



Los padres suelen equiparar responsabilidad con obligación. Así dicen: “Es tu obligación ir a la escuela” o “Tienes que hacer tus tareas”. Sin embargo, podemos percibir que lo que se presenta como obligación tiende a vivirse como una carga y con sufrimiento. Por otra parte, los niños hacen las cosas siguiendo más el criterio de si les gustan o no: “Es que no me gusta, papá” o “No quiero hacerlo”.


Entre la mentalidad de la obligación de los padres y el “quiero o no quiero” de los hijos existe una gran distancia, por lo que suelen surgir con frecuencia los conflictos.


Hay que plantear la responsabilidad en base a la necesidad. Hacer las actividades para resolver distintas necesidades: físicas, sociales, psicológicas... Vamos al trabajo porque necesitamos el dinero para vivir; los niños necesitan comer, ordenar su habitación, poner la mesa, estudiar... Por tanto, hay que empezar informándoles que precisan asumir responsabilidades para solucionar sus necesidades. Ante las diversas situaciones les haremos la pregunta ¿Lo necesitas? Si la respuesta es afirmativa no tienen cabida ni la obligación ni el “no me gusta o no quiero”; sencillamente lo necesitas hacer.


Conviene también revisar cómo se les está presentando este tema, porque lo que se quiere es que los hijos se responsabilicen, pero, a veces, se les sobreprotege. De esta forma se está impidiendo que ellos maduren y solventen sus cuestiones.


Los padres suelen mandar mucho a los hijos: “Come”, “Vístete”, “Vete a dormir”... El mandar, que en otros tiempos tuvo su eficacia, hoy no parece viable. De hecho se les manda, pero, ¿ ya obedecen ? Ahora se requiere que sustituya el mandar por el pedir. Cuando uno pide está tomando en consideración a los otros; el pedir conlleva respeto e invita a la colaboración: “Hijo, te pido que recojas la ropa”, resulta más adecuado que: “Recoge la ropa ahora mismo o...”

El papel como padres está en presentarles opciones donde los hijos puedan ejercitar su responsabilidad, pactando las tareas y sus contrapartidas. Hay que valorar sus logros y procurar que sientan el apoyo y cercanía de sus padres. En estos procesos de aprendizaje va bien tener paciencia, tolerancia y respetar los ritmos de cada niño. Es preciso confiar en ellos, sentirlos capaces y tener expectativas constructivas.


COMPORTAMIENTOS RESPONSABLES


Es obvio que para desarrollar la responsabilidad hay que dar responsabilidades. Cuando los adultos sobreprotegen, miman al niño y hacen las tareas que él sólo podría hacer, no le dejan crecer como persona. Los niños, según los expertos, entre otras, pueden tener las siguientes responsabilidades:


EN EDUCACIÓN INFANTIL

  • Recoger sus juguetes.
  • Poner y quitar su plato y sus cubiertos de la mesa.
  • Llevar la ropa sucia al lugar indicado para ello.
  • Dar correctamente los recados.
  • Colaborar en la preparación de su mochila, poniendo el almuerzo.
  • Colaborar en la preparación de su fiesta de cumpleaños.
  • Realizar con supervisión las tareas que indique la profesora.
  • Comer solos.
  • Vestirse con un poco de ayuda.
  • Cepillarse los dientes, lavarse la cara y las manos.
  • Ir al baño.
  • Compartir sus cosas con otros hermanos, amigos.
  • Esperar su turno, saber esperar.
  • Ir a la compra con los adultos, coger las cosas que se le indique.
  • Cuidar una mascota o una planta con supervisión del adulto.
  • Manejar un poco de dinero para comprar un helado, papas, pipas,….


EN EDUCACIÓN PRIMARIA

  • Preparar la mochila con todos los materiales que necesitan llevar al colegio
  • Realizar de forma autónoma las tareas que indique la profesora.
  • Recoger sus juguetes, libros, cuadernos, pinturas,…..
  • Ordenar su habitación. Colaborar para hacer su cama.
  • Preparar la mochila de las actividades extraescolares: fútbol, natación,….
  • Aseo personal: cepillarse los dientes, lavarse las manos, peinarse
  • Preparase la ropa para la ducha.
  • Colaborar en la preparación de la ropa para el día siguiente
  • Calentarse la leche en el microondas.
  • Colaborar en la preparación de la merienda.
  • Poner y quitar la mesa. Comenzar a fregar con supervisión de un adulto.
  • Sacar la basura.
  • Poner comida y bebida a una mascota. Limpiarla.
  • Tomar parte activa en la preparación de sus fiestas (comunión, cumpleaños,….)
  • Hacer compras sencillas.
  • Anotar en la lista de la compra alimentos relacionados con su consumo
  • Colaborar en la realización de la compra familiar.
  • Ayudar a colocar y ordenar la compra
  • Venir solo al colegio.
  • Acostarse a una hora prudente. (22.30 h) (las series de la tele se pueden gravar)
  • Colaborar en la preparación de su maleta cuando se van de viaje.
  • Preparase juegos, música, libros,… cuando se van de viaje.
  • Escuchar a los demás. Respetar el turno de palabra.
  • Manifestar sus necesidades sinceras y reales. Demorar los caprichos.
  • Cuidar un tiempo (1 h) a sus hermanos pequeños.
  • Saber hasta dónde pueden meterse en la playa.
  • Decir la verdad aunque te perjudique.

EN EDUCACIÓN SECUNDARIA -1er ciclo-

  • Hacer todos los deberes escolares sin que nadie se lo recuerde.
  • Ordenar su habitación incluyendo armarios y la cama bien hecha.
  • Organizar sus fiestas de cumpleaños.
  • Acudir a las actividades extraescolares con el equipamiento adecuado.
  • Aseo e higiene personal. Ducharse diariamente dejando el baño aseado.
  • Fregar los platos, quitar el polvo, fregar el suelo.
  • Doblar y recoger su ropa
  • Prepararse el almuerzo y la merienda. Cocinar comidas sencillas.
  • Organizar su ocio y tiempo libre.
  • Llevar las llaves de casa.
  • Anotar en la lista de la compra cosas que faltan.
  • Realizar compras.
  • Organizar sus libros, sus CDs de música.
  • Prepararse la maleta cuando se van de excursión, viaje, campamento, ..
  • Acostarse a una hora razonable 23 h.
  • Levantarse a la primera vez que se les llama o poniéndose el despertador.
  • Tomarse la medicación pautada por el médico.
  • Alimentarse de forma adecuada, evitando “caprichitos”

lunes, 26 de octubre de 2009

ENSEÑAR NO ES LO MISMO QUE EDUCAR





Aprender qué es lo que se puede y qué es lo que no se puede o debe hacer es algo que todos hemos interiorizado de una u otra manera. Uno de los recursos más utilizados es la pareja premio-castigo: se premia al niño cuando hace algo bien y se le castiga cuando hace algo mal. A pesar de parecer un método muy eficaz a corto plazo, para muchos expertos se revela peligroso a la hora de educar personas seguras y responsables, puesto que el niño aprende a no repetir la acción en el futuro por el miedo a ser castigado o, por el contrario, lo hace porque recibirá algo a cambio. En ambos casos, o se sigue sin saber por qué determinada acción está mal o se resta valor al sentido de lo que se hace, puesto que lo importante es rehuir el castigo o recibir el premio según el caso.

Educar no es lo mismo que enseñar


A los niños hay que enseñarles, pero  también hay que educarlos. Enseñar y educar no es lo mismo, puesto que la educación va más allá y tiene que ver con que las personas aprendan a interpretar el mundo y a dar sentido a las cosas y a la vida. Por eso, frente a lo mecánico del aprendizaje, la educación se fundamental en pilares diferentes que pretenden formar parte de los cimientos del niño responsable.

Con bastante frecuencia, los términos enseñanza y educación se confunden hasta extremos tales que se usan indistintamente para señalar las funciones y obligaciones que conciernen exclusivamente a la escuela. No obstante, conviene delimitar y definir competencias para que ambas locuciones sean usadas con propiedad y legitimidad. Educar es formar en ideas y creencias, estimular el espíritu crítico sin caer nunca en el adoctrinamiento; es promover, transmitir valores como el esfuerzo, respeto, ciudadanía etc.

"Educar es enseñar lo que corresponde, en derechos y obligaciones, por el mero hecho de vivir en convivencia". La función de educar para muchos padres es casi una obligación ineludible de la escuela, de forma que en ella delegan responsabilidades.

Sin embargo, en esta gran tarea de educar, la familia es la base, el punto de partida en la transmisión de valores. En estos tiempos no podemos obviar el hecho de que los valores están esencialmente relacionados también con la cultura de la sociedad y medios de comunicación.

Y ser responsable significa, precisamente, ser capaz de aceptar las consecuencias de las acciones que llevamos a cabo. Para ello, es necesario haber decidido por voluntad propia, es decir, si los niños no aprenden por ellos mismos muchas de las enseñanzas transmitidas por sus padres, será difícil que las asuman. Sin estos espacios de autonomía, difícilmente llegarán a ser responsables. En esta línea, la imposición carece de sentido educativo y la obediencia no tiene razón de ser, si el niño no comprende por qué ha de hacer algo. En definitiva, se trata de promover la autonomía del niño y dejarle actuar con libertad, pero sin confundir esa libertad con permisividad, puesto que, de lo contrario, estaremos educando niños irresponsables acostumbrados a hacer y deshacer siempre según su voluntad.


Los pilares de la educación

• Tiempo: tiempo para pensar qué educación queremos para nuestros hijos y tiempo para observarlos y explicarles aquello que no entiendan las veces que sea necesario.

• Comunicación y diálogo: los niños que aprenden a dialogar desde pequeños tienen más facilidad para comunicarse y comprenderse a sí mismos y se convierten en personas más autocríticas y responsables. En este proceso es muy importante que el niño aprenda a contar y explicar lo que ha hecho durante el día, pero también lo que siente y piensa acerca de si mismo, de lo que ve y de los demás.

• Saber interpretar: es muy importante saber interpretar lo que los niños exteriorizan a través de sus palabras, sus juegos y sus conductas, puesto que muchas veces, sin saberlo, están reflejando sus propios miedos y deseos.

• Coherencia: es imprescindible que haya una correlación entre lo que los padres hacen y lo que enseñan a sus hijos. De lo contrario, quedarán desacreditados y desautorizados. No hay que olvidar que son más convincentes las acciones que las palabras.

• Confianza: los niños y los adolescentes que tienen confianza con sus padres suelen tener una mayor capacidad para resolver sus problemas. Si no se ha dado esa buena comunicación entre padres e hijos para fomentar la confianza de los unos en los otros, lo más probable es que a la hora de actuar, el adolescente reaccione de manera contraria a como lo harían sus padres, manifestándose así su rebeldía.

• Amor y cariño: Sentirse querido da fuerza y seguridad al niño. Por ello, son elementos importantes en la educación la presencia activa de los padres, las caricias, los besos y los abrazos, los juegos y el tiempo que se pasa con los hijos.

No existe, pues, una fórmula mágica para educar a los hijos, sino que cada padre tendrá que hacerse con sus propias estrategias a partir de su experiencia y de los valores que pretende inculcar, sin olvidar nunca la propia personalidad del niño.

jueves, 22 de octubre de 2009

¿POR QUÉ LOS NIÑOS SE HACEN VIOLENTOS?



En la actualidad a varias sociedades del mundo les preocupan los niveles de violencia existentes entre niños y jóvenes. En algunas sociedades estas oleadas de preocupación parecen más responder a determinados ciclos que estar basadas en un incremento real de los casos. También hay una tendencia de los medios de comunicación a centrarse en acontecimientos dramáticos pero aislados más que en tendencias.


Imágenes y juguetes violentos

La preocupación sobre los niveles de violencia interpersonal en las sociedades occidentales ha llevado a centrarse en los efectos que las imágenes violentas que aparecen en los medios de comunicación: como la televisión, los vídeos o más recientemente en imágenes generadas por ordenador, pueden tener en los niños. La principal preocupación radica en que una exposición continuada de los niños a estas imágenes puede volverles insensibles a la violencia y animarles a imitar esos comportamientos violentos.

Una reciente investigación llevada a cabo en EE.UU., que analizó 188 estudios realizados durante el periodo 1957-1990, concluyó que: “En general, la mayor parte de los estudios, fuera cual fuera su metodología, mostraban que la exposición a la violencia en televisión provocaba un comportamiento cada vez más violento, tanto en el momento como con el paso del tiempo”.

Sin embargo, debería subrayarse que estos descubrimientos fueron rebatidos por otros académicos que señalan defectos en la investigación, un análisis inadecuado del contexto de la violencia en la televisión y las películas, y una falta de reconocimiento de que a menudo predominan los mensajes socialmente aceptables y la antiviolencia.

También existen estudios que, a través de entrevistas directas con niños, rebaten la idea de que los niños son particularmente vulnerables a los efectos de los medios de comunicación.

Además del Artículo 19, la Convención exige a los Estados en el Artículo 17 que promuevan “la elaboración de directrices apropiadas para proteger al niño contra toda información y material perjudicial para su bienestar, teniendo en cuenta las disposiciones de los artículos 13 y 18”. Las directrices deben ser desarrolladas de forma que se respete el derecho del niño a la libertad de expresión (Artículo 13), y la responsabilidad primordial de los padres en el crecimiento y desarrollo del niño (Artículo 18). El Artículo 17 subraya sobre todo la necesidad de fomentar el potencial pro-social de los medios de comunicación para el desarrollo del niño.

Las Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia Juvenil subrayan también el “amplio papel social y la responsabilidad” de los medios de comunicación:
Los medios de comunicación en general, y la televisión y las películas en particular, deberían reducir el nivel de pornografía, drogas y violencia, y mostrar la cara negativa de la violencia y la explotación. Así como evitar presentaciones degradantes y humillantes, especialmente de niños, mujeres y relaciones interpersonales, y promover los principios de igualdad. (párrafo 43).

El desarrollo de la tecnología moderna, la televisión por cable o por satélite, las imágenes generadas por ordenador o Internet, dificultan en gran medida el control por parte de los Estados del contenido de los medios de comunicación disponibles para el público, incluidos los niños. He aquí la importancia del papel de los padres y otros educadores. Hay un claro acuerdo sobre la necesidad de concienciar tanto a los niños como a los padres y a otros educadores en el entendimiento crítico de los medios de comunicación modernos.

Aquellas personas involucradas en los medios de comunicación deben asegurarse de que actúan de forma responsable, y de que existe una indicación clara sobre el contenido de sus productos y los programas que realizan para que los padres puedan guiar y aconsejar de forma adecuada a sus hijos.

En aquellos países donde existe una elevada sensibilidad hacia la violencia, estas consideraciones han llevado a una combinación de una regulación estatal (códigos para los locutores y exigencia de una clara indicación en las emisiones del nivel de violencia de los programas y productos, clasificación de los vídeos según edad, retransmisión de programas para adultos a ciertas horas, sistemas de quejas y procedimientos para ejecutar la ley), junto a controles voluntarios por parte del sector privado, y educación respecto a los medios de comunicación en escuelas y para el público en general, incluidos, especialmente, los padres.

Los “juguetes agresivos” (definidos como juguetes cuyo propósito es estimular el comportamiento o la fantasía relacionados con el daño a otra persona) son igualmente motivo de preocupación: pueden contribuir a insensibilizar a los niños respecto a la violencia y pueden inhibir otro tipo de juegos menos violentos y más prosociales.

En Suecia se ha prohibido la fabricación de juguetes de guerra; en España y Alemania no se permite la publicidad relativa a este tipo de productos. Una resolución del Parlamento
Europeo de 1982 instó a los Estados Miembros a prohibir la publicidad visual y verbal de los juguetes de guerra, así como la fabricación y venta de réplicas de pistolas y rifles: La producción o venta de juguetes de guerra debería reducirse progresivamente, y reemplazar estos juguetes por aquellos que sean constructivos y que desarrollen la creatividad.

El debate sobre la importancia de la violencia en los medios de comunicación y los juguetes agresivos como factores en el desarrollo de actitudes y acciones violentas es importante, pero no debe desviar la atención de la cuestión de la violencia experimentada por los niños a manos de los adultos y sus importantes consecuencias sobre su desarrollo.

Fuente: unicef

martes, 20 de octubre de 2009

LOS VIDEOJUEGOS VIOLENTOS




Los videojuegos violentos afectan al cerebro de los adolescentes, según un estudio



Los videojuegos violentos estimulan en los adolescentes la actividad de regiones del cerebro ligadas a las emociones y reducen las respuestas de las zonas que se encargan del razonamiento y el autocontrol, según un estudio publicado en Estados Unidos.


Esta investigación lleva a pensar que el hecho de jugar a ciertos videojuegos violentos puede tener efectos diferentes a corto plazo en las funciones cerebrales de los juegos no violentos pero interesantes", explicó el doctor Vincent Mathews, profesor de radiología en la escuela de medicina de la Universidad de Indiana (norte), principal autor del estudio.

Este investigador y su equipo realizaron este estudio con 44 adolescentes de entre 13 y 17 años, escogidos al azar y que jamás han tenido problemas de comportamiento.

La mitad del grupo jugó por 30 minutos un videojuego sobre héroes en un combate militar muy violento, mientras que la otra mitad jugó uno no violento pero fascinante.

Al final de la sesión, los participantes realizaron pruebas para medir la concentración y la inhibición mientras sus cerebros eran observados con equipos que permiten analizar en tiempo real la actividad emocional del órgano.

El grupo que jugó con el videojuego violento mostró una mayor actividad en la amígdala cerebral, ligada a la excitación emocional. En cambio, los que jugaron el juego no violento mostraron una mayor estimulación en la parte prefrontal de su cerebro, vinculada a la concentración intelectual y al autocontrol, precisó Mathews.

El contenido violento de los videojuegos es objeto de intentos de regulación en el Congreso estadounidense que hasta ahora sólo ha podido obtener un sistema de clasificación similar al utilizado para las películas.

Después de los tiroteos ocurridos en Alemania en marzo de este año ciertos sectores de la sociedad está exigiendo una respuesta a qué causó que Tim Kretschmer, un joven sin historia criminal, decidiera matar a 16 personas (incluyéndose). Creen que los videojuegos algo tuvieron que ver, especialmente porque Tim había estado jugando Far Cry 2 la noche anterior al incidente.
En base a esto, los 16 ministros del interior de Alemania han acordado pedir al Bundestag (Cámara Baja del Parlamento alemán) una prohibición absoluta en la producción y distribución de videojuegos considerados violentos, lo que bajo su lógica ayudaría a disminuir los índices de violencia.

Por otra parte, dos estudios muestran que las películas y los juegos de vídeo violentos hacen a las personas menos sensibles al sufrimiento del prójimo, según la edición de marzo de 2009 de la revista Psychological Science.

El artículo detalla las conclusiones de dos estudios conducidos por el profesor Brad Bushman, de la Universidad de Michigan (UM), y el profesor Craig Anderson, de la Universidad estatal de Iowa.
"Los estudios cubren una importante brecha de investigación en la literatura sobre el impacto de los medios violentos", indicó el artículo.

En trabajos anteriores Bushman y Anderson demostraron que la exposición a la violencia en los medios causa una desensibilización psicológica, bajada del ritmo cardíaco y la conductancia en la piel, cuando poco después se presencian escenas de violencia real.

Las nuevas investigaciones muestran asimismo que la violencia en los medios también afecta la disposición para ayudar a una persona herida, tanto en un estudio de campo como en un experimento de laboratorio.

"Estos estudios muestran claramente que la exposición a la violencia en los medios puede reducir el comportamiento de ayuda", dijo Bushman, profesor de psicología y comunicaciones de la UM, y profesor investigador en el Instituto de Investigación Social (ISR por su sigla en inglés) de la UM. En uno de los estudios 320 estudiantes universitarios usaron para aproximadamente 20 minutos un juego de vídeo violento o no violento. Pocos minutos después escucharon una pelea escenificada en la cual la "víctima" sufrió un esguince de tobillo y gemía de dolor.

Las personas que habían jugado con un vídeo violento demoraron un promedio de 73 segundos para concurrir en ayuda de la víctima, mientras que quienes habían jugado con un vídeo no violento demoraron solo 16 segundos.

"Las personas que habían jugado con un vídeo violento asimismo mostraron menos probabilidades de darse cuenta y de informar sobre la pelea", indicó el artículo. "Y aún las que informaron del incidente opinaron que era menos grave que las personas que habían jugado con un vídeo no violento".

En el otro estudio participaron 162 adultos que fueron a ver películas. Los investigadores escenificaron una situación afuera del teatro, en la cual una joven con un tobillo vendado y muletas "accidentalmente" dejaba caer las muletas y hacía esfuerzos para recuperarlas.

Los investigadores midieron el tiempo que demoraban los espectadores de película para recoger las muletas. A la mitad de los espectadores se les tomó el tiempo antes de que entraran a la sala, a fin de determinar la disposición de ayuda de las personas que veían películas violentas y las que veían películas no violentas.


A la otra mitad del grupo se les tomó el tiempo después que vieron una película violenta o una película no violenta. Los participantes que acababan de ver una película violenta demoraron un 26 por ciento más en ayudar que las personas que entraban al teatro o las personas que terminaban de ver una película no violenta.


Fuente: LaFlecha

domingo, 18 de octubre de 2009

LA FOBIA ESCOLAR





La fobia escolar se refiere al rechazo prolongado que un niño experimenta al acudir a la escuela por algún tipo de miedo. Un miedo que puede estar relacionado con factores como la escolaridad (miedo al maestro, bajo rendimiento escolar, problemas con compañeros); los sucesos vitales negativos (enfermedad prolongada, ruptura de la unión familiar); la ansiedad de separación de los padres (negativa a separarse de la madre), bien como a otros agentes.



En los hogares en los que el hecho de ir a la escuela se convierte en un problema, las mañanas se llenan frecuentemente de lágrimas y discusiones.


Claros ejemplos son el del niño que se queja de dolor de estómago que también tiene dolor de cabeza e incluso que vomita. Se resiste a levantarse de la cama y se niega en rotundo a asistir al colegio. Algunos emplean tácticas distintas. Les produce tanta ansiedad salir de casa que se esconden debajo de la cama para que no puedan encontrarles. Otros deciden que no quieren ir más al colegio sin más.


Muchos de estos niños tienen motivos muy claros para comportarse de este modo, y unos pocos desarrollan un miedo intenso a ir al colegio (fobia escolar). Las emociones oscilan desde la ansiedad de la separación de la familia hasta el temor al bullicio escolar. Los niños no han aprendido todavía a hacer frente a los problemas del mundo exterior, así que tratan de evitarlos. En ocasiones, los problemas están dentro de casa. Por ejemplo, la familia pasa por un período de tensiones y el niño teme que ocurra algo mientras él está en la escuela.

Los padres dudan de que el hecho de obligar a un niño a ir a la escuela sea correcto. No saben si realmente el pequeño se siente mal, o bien si, como todos los niños en alguna ocasión, simplemente no quiere ir al colegio.


Cuando el problema surge, es decir, si el niño no quiere asistir a clase, se pueden seguir las siguientes estrategias de intervención.



1.- ESTABLECER LOS CRITERIOS PARA QUE EL NIÑO SE QUEDE EN CASA.

No asistirá al colegio si tiene fiebre (más de 37 grados) y unos síntomas de enfermedad bien definidos. En tal caso deberá permanecer en la cama.


Si se trata de que finge la enfermedad hay que asegurarse de que no pasará un día de juegos, diversión, etc. Hay que hacer patente el ambiente de enfermedad, no habrá visitas de amigos, ni salidas, tendrá que estar en la cama todo el día, con comidas ligeras y nutritivas.


En caso de que no exista enfermedad manifiesta se obligará al niño a ir al colegio.


2.- DESCUBRIR LAS RAZONES.


Hay que descubrir qué es lo que angustia tanto al niño como para que no quiera ir a la escuela.

  • Mantener una conversación.


Hay que animar al niño a que diga qué ocurre en la escuela que le produce rechazo. Intente que enumere lo que más le gusta y lo que menos le gusta de la escuela y que explique las razones. Intente averiguar si el niño más que tener miedo a la escuela, teme abandonar la casa. Los padres pueden ayudar al niño a hacer frente a sus sentimientos y pueden proporcionarle seguridad mediante su cariño y su comprensión.

  • Hablar con sus hermanos y sus amigos.


Con frecuencia, se logra conocer mejor los sentimientos del niño, preguntando a otros niños si saben qué problemas fomentan este comportamiento. En ocasiones, el hermano o hermana mayor conocen la situación y pueden ayudar.

  • Hablar con los maestros.

Hay que hablar del problema de comportamiento con los maestros del niño. Sea la dificultad de tipo académico o emocional, el maestro debe conocerla y será posiblemente de gran ayuda en la búsqueda de soluciones.

3. HACER UN PUENTE ENTRE EL HOGAR Y LA ESCUELA


Se pueden intentar las siguientes ideas para fomentar en el niño el deseo de ir a la escuela:

  • Sacar el tema de conversación en casa.


Se pueden marcar en el calendario los acontecimientos especiales de la escuela para animar al niño a que los espere con ilusión: "El próximo viernes es el día de............. ¡Va a ser divertido!" o "Tu clase irá a visitar el parque de bomberos esta semana. ¿Qué crees que se debe hacer allí? No te olvides de contármelo".

  • Utilizar la motivación del "enséñame" y "cuéntame".

Hay que ayudar al niño a que busque algo especial que enseñar y contar, tal vez su libro favorito, una foto de su gato o algo especial para compartir con sus compañeros de clase.

  • Comentar sus preferencias en el colegio y  utilizar esta información para motivarle.


"¿Hoy te toca dibujo y pintura, verdad? La profesora es muy simpática, ¿no? También hoy es día de deportes. Va a ser un día divertido"

  • Fomentar las amistades escolares.
Hay que ayudar al niño a que haga amigos y promueva las amistades que vayan surgiendo, especialmente si la escuela está lejos del barrio y el niño no conoce a muchos niños que vivan cerca. Debemos conseguir que sus amigos vengan a jugar una vez a la semana, incluso con los padres turnándose como anfitriones. A los niños mayores conviene incitarles a ver a sus amigos: " ¿por qué no llamas a tu amiga y la preguntas si quiere ir al cine contigo esta tarde?".

4. LLEVAR AL NIÑO AL COLEGIO

En la mayoría de casos lo que se desea es que el niño acuda a la escuela de forma regular una vez se ha comprobado su resistencia, especialmente después de las vacaciones o de las convalecencias. Cualquiera que sea la razón o la estrategia, hay que lograr que el niño vuelva a ir a la escuela normalmente.

  • Hay que conseguir que el niño aplique la rutina matinal.

Dirija todos los esfuerzos a prepararse y salir. Todo será más ágil si el ritual matutino está bien establecido. El hecho de vestirse y de tomar el desayuno debe convertirse en un hábito de modo que se realice rutinariamente sin muchas reflexiones. Si todo este proceso se ha hecho problemático, hay que cambiarlo.

  • Se deben ignorar los comentarios negativos.

No se debe responder a los comentarios negativos sobre la escuela. Por otro lado, hay que elogiar y reforzar los comentarios y acciones positivas.

  • Hay que guíar al niño si es necesario.

Si no hay otra solución, habrá que manejar al niño como si fuera una marioneta por las mañanas hasta que esté en su clase. De los padres, deberá hacerlo el que sea menos emotivo. Con una cara formal y positiva guiará sus movimientos, le llevará hasta la clase y una vez hecho esto, se marchará rápidamente sin dar opción al niño a hacerle una rabieta.


5. HACER QUE EL NIÑO PASE A LA FASE DE ASISTENCIA NORMAL A CLASE


Si hace tiempo que el niño no va a clase, o se resiste especialmente a ir, será preciso llegar a algún acuerdo con el maestro y el director de la escuela. Las sugerencias siguientes han sido positivas para muchos niños.

  • Conseguir que se espere al niño en la puerta.

Tal vez el maestro u otro miembro del personal de la escuela podrá esperarle a la entrada y llevarle a su clase. Esto debe hacerse con discreción, para que los otros niños no lo adviertan.

  • Consiguir que el niño pase tiempo en un lugar donde se sienta seguro.

Al principio del año escolar y con un niño que no se siente cómodo en la nueva clase, puede permitirse que pase cierto tiempo con su antiguo maestro para que se vaya facilitando la paulatina integración al nuevo medio.

  •  Es bueno acudir a la escuela en horas en que no haya clase.


Se puede llevar al niño a la escuela después de las horas de clase durante una semana; esto puede lograr que el niño se sienta menos incómodo, cuando otros niños estén allí.


6. REFORZAR LOS COMPORTAMIENTOS POSITIVOS DE ASISTENCIA A CLASE

Hay que consiguir que el niño sepa que sus padres  creen que es estupendo que vaya al colegio.

  • Hay que recompensar al niño con  atención.

 Hay que jugar con él. De vez en cuando es bueno ir a buscarle a la escuela para una merienda especial o una salida.

  • Hay que establecer un sistema formal de recompensas.

El niño ganará premios o refuerzos por estar preparado para ir al colegio y más tarde por su asistencia a clase y participar en las actividades de la misma. Al principio los refuerzos deben ser más intensos a fin de establecer el modelo de comportamiento. El sistema de premios se irá eliminando poco a poco hasta que se obtenga el comportamiento deseado. También deberá reactivarse después de las vacaciones o de una convalencencia.


7. CONSULTAR CON EL MÉDICO EN CASO DE FOBIA A LA ESCUELA


Algunos niños pequeños presentan considerable resistencia a ir a la escuela, y en este caso es probable que se precise ayuda médica para superar el problema.


domingo, 11 de octubre de 2009

ESCUELAS 2.0



El curso 2009-2010 se inicia con el reto que supone el Programa Escuela 2.0, que pretende convertir, en cuatro años, las clases desde 5º de Primaria a 2º de ESO en aulas con pizarras digitales y conexión inalámbrica. Además, los alumnos dispondrán de sus propios portátiles, para poder usarlos también en casa. El plan garantiza la formación del profesorado en aspectos metodológicos y tecnológicos y la creación de contenidos digitales apropiados.

El Programa se desarrollará a través de convenios entre el Ministerio de Educación y las Comunidades Autónomas, que lo cofinanciarán al 50%. El presupuesto para este curso es de 200 millones de euros con los que se pretende dotar a 400.000 alumnos y 20.000 profesores y digitalizar 14.400 aulas de 5º Primaria.

El ordenador de los alumnos dispondrá de un procesador de bajo consumo, un disco duro de al menos 60 gigas y una pantalla de 10 pulgadas. Además será capaz de soportar aplicaciones y software educativo de última generación y estará dotado de conectividad tanto por cable como de red inalámbrica (wifi). Por su parte, el profesor dispondrá de un ordenador de prestaciones técnicas iguales o superiores al de los alumnos y que permita controlar la pizarra y el proyector.

El aula estará dotada de una pizarra digital interactiva, un router wifi, que permita la comunicación entre todos los ordenadores del aula y el acceso a Internet, y un mueble con bandejas para guardar los ultraportátiles.

A los profesores como es lógico el programa nos plantea más de una duda. En primer lugar, cabe pensar que lo que no se ha hecho en 10 años no puede hacerse en tres meses: No hay tiempo material para garantizar una conexión a Internet aceptable para todos los centros, y sin ella es imposible hacer las cosas bien, tenga el profesorado la disposición que tenga. El problema de la formación necesaria del profesorado es parecido. Los esfuerzos de los últimos años han sido considerables, y el profesor que ha querido se ha formado suficientemente, aunque eso no incluye a todos. En cualquier caso, aquellos que no lo han hecho requieren ahora ayuda. Por otro lado, el hecho incontestable es que las aulas se van a llenar de ordenadores, y eso precisa por parte de la administración de un asesoramiento claro, de calidad y para todos sobre cómo utilizarlos y una ayuda en poner a su disposición contenidos y reprogramaciones curriculares imprescindibles, que eviten la dispersión y el desconcierto.

Por si todo esto no fuera poco, un profesorado al que se reconoce que no siempre está preparado para implantar las TIC ahora tendrá que velar por el mantenimiento de los portátiles, eso sin contar con posibles actos vandálicos o hurtos por parte de un sector del alumnado, ante los cuales el profesorado puede sentirse francamente impotente.

Fuente: EducaRed

LA WEB 2.0



Se llama Web 2.0 a la versión de Internet que tenemos hoy en día, en la que una serie de aplicaciones generalmente gratuitas y muy fáciles de utilizar  permiten al usuario publicar ideas, reutilizar las que ya están en la web y trabajar en equipo con gente a la que ni siquiera conoce. Todo ello redunda en un crecimiento exponencial de los contenidos alojados en la Red así como de puntos de vista y matices.

El desarrollo de los medios de información y comunicación y su impacto en las agencias y en determinados grupos sociales ha producido determinados estilos de “consumo digital” y acceso a los contenidos. Una generación crecida a la sombra de pantallas, vídeo consolas e Internet asiste a una escuela acostumbrada todavía al formato analógico y la clase magistral. El profesorado necesita conectar con un público que demanda otros estilos de aprendizaje y al mismo tiempo mantener la curiosidad intelectual y una ética social.

Hay que crear métodos y contenidos académicos que eduquen a la infancia y la juventud en la reflexión, selección, sentido crítico y capacidad de participación en los nuevos medios y en la saturación informativa a la que accedemos.

Estamos ante una oportunidad para fomentar nuevos valores como la solidaridad a nivel mundial, la paz, la tolerancia, la justicia social y la concienciación respecto a temas ambientales; y animar a los jóvenes a participar activamente en la construcción del futuro de sus comunidades.

La experiencia de análisis de perfiles para la sociedad de la información ha podido ser contrastada en situaciones de expansión exponencial del sector y en situación de profunda crisis, por lo que el ajuste a la realidad de las necesidades productivas es más afinado. No hacen falta tantos tecnólogos de punta como se pensaba y sí gestores del cambio especializados en las distintas áreas competenciales.

Ha de pasar tiempo para la modificación de los esquemas curriculares reglados y la implantación de metodologías que aprovechen las TIC en lo académico, en la adquisición de nuevas habilidades y en el establecimiento de esquemas de aprendizaje en red.

Hemos de preguntarnos que pasará con la  transformación significativa de los perfiles en los países en vías de desarrollo donde  las niñas no reciben una educación básica de calidad  para participar de forma igualitaria en el proceso de desarrollo.

Los cambios curriculares han de comenzar por el propio profesorado, pieza clave en cualquier proceso innovador en la escuela...

La organización escolar no es muy proclive al cambio. Muchos centros no facilitan la innovación que normalmente trae una ruptura de la rutina y la consiguiente probabilidad del caos. Sin embargo un buen manejo de la innovación permite que grupos de docentes puedan experimentar con los nuevos recursos existentes a pesar de esa “inseguridad” que genera un medio al cual los jóvenes están más acostumbrados.

La mayoría del profesorado es consciente de este cambio y cree que el futuro pasa por la utilización de los medios electrónicos, pero la manera de gestionar el conocimiento instruir y educar en y con los medios está todavía por escribirse y, lo más complicado de todo, es que necesita ser adaptada y “adoptada” por el profesorado. La administración educativa se ha dedicado en los últimos años a multiplicar sus inversiones en temas de tecnología con objeto de equipar convenientemente a los centros y tratar de alcanzar estándares europeos.


La web 2.0 representa una filosofía de comunicación que evita contemplar la digitalización como una mera herramienta y una tecnificación de la escuela que puede propicia una pérdida de la reflexión y la crítica del sistema. La publicidad, las empresas, el comercio en red, etc., aumentará pero también la libertad de expresión para los ciudadanos si las actuales y futuras generaciones “aprenden” a usar la red como un espacio de comunicación alternativa a las agencias oficiales. Pero si la escuela queda ajena a este esfuerzo, aumentará la brecha generacional y cultural entre escuela y adolescencia.

Las pantallas están inundando las aulas y eso motiva al alumnado logrando una especie de domesticación porque el factor de atracción reduce conflictos y tiempos muertos, pero se trata de educar y no de entretener.

¿En que se ha convertido la escuela para los docentes?

 La herencia ilustrada veía la escuela como un lugar de compensación social, de culturización, de preparación de las generaciones jóvenes para luego ejercer como adultos en la sociedad, etc. Ahora que este modelo está en crisis, sobre todo por sus agentes culturales, la respuesta queda comprometida la mayor parte de las veces por la calidad del equipo docente y esta a su vez por su capacidad de interpretar el mundo en el que vive y adaptar los procesos de enseñanza a los recursos y los modelos de comunicación e información que inundan el tejido social.

Uno de tantos problemas radica en el tradicional individualismo de los profesores/as, en la duda pedagógica que acompaña a cualquier profesional ante la “eficacia” de su trabajo. En educación no es tan sencillo comprobar los efectos de la enseñanza que en todo caso se producen a medio largo plazo y quedan al albur de muy variadas situaciones y vivencias de todo tipo.

El docente “actualizado” , del siglo XXI, necesita pertrecharse de las herramientas que el mundo digital proporciona para interaccionar en la red, pero ahora bien no se trata de acceder sin mas a la información se trata de acercarse a las ideas que sustentan la llamada web 2 o web social, donde las ideas priman sobre la técnica y el espacio de interacción no queda limitado por el tiempo o el espacio.

La sociedad textual evolucionará hacia la digitalización, pero ello no significará olvidar la literatura a través de la utilización activa de la red y sus recursos. Los docentes hemos de aceptar a nuestros alumnos digitales y reconvertir el juego en aprendizaje social, técnico, político, etc. Los datos de consumo digital y presencia de recursos en el espacio escolar indican que el adolescente gasta su tiempo frente a pantallas, chateando, con el vídeo juego correspondiente...pero hay que entrar en su mundo para proporcionar otro tipo de ocio y de herramientas que les sirvan para interpretar la sociedad digital detrás de la cual se siguen encontrando los mismos problemas e injusticias que la humanidad arrastra.


BIBLIOGRAFIA

AA.VV.: Integración de las TIC en Centros ESO. ESEI-IVEI. Consejería de Educación. Comunidad Autónoma del País Vasco, 2004.
ECHEVERRÍA, J.: Internet en la escuela o la escuela en Internet; en Revista de Educación. Núm. extraordinario (2002), pp. 199-206.
SIMONE, RAFFAELE.: La Tercera fase. Formas de saber que estamos perdiendo. Taurus. Madrid, 2001.

sábado, 10 de octubre de 2009

LOS LÍMITES ENTRE EL USO Y EL ABUSO DE LAS REDES SOCIALES



El uso de las redes sociales ha crecido enormemente en los últimos años hasta convertirse en una referencia de comunicación por Internet. Paralelamente, se ha suscitado un debate social sobre la conveniencia de estas redes, especialmente entre los jóvenes, por sus posibles consecuencias legales o familiares.

Para atende a esta preocupación social creciente, la Fundación Pfizer ha organizado el V Foro de Debate Social en el que se han aportado las claves para el análisis de esta cuestión y donde se han dado a conocer los resultados del estudio "La juventud y las redes sociales en Internet", que se puede descargar gratuitamente en  www.fundacionpfizer.org.

El objetivo de la encuesta ha sido analizar los hábitos, usos y comportamientos de la juventud española en relación a las TIC, especialmente en todo lo relacionado a las redes sociales por Internet, estudiar cómo viven, valoran y entienden esta nueva forma / vía de comunicación digital. Para ello se ha entrevistado a una muestra representativa nacional de 1.000 chicos y chicas de 11 a 20 años de edad.

A efectos de contraste, en la encuesta se ha entrevistado también a los padres/madres de los 1.000 jóvenes encuestados, por tanto, una muestra igualmente representativa de los progenitores españoles con hijos/as en estas edades, con la importante ventaja metodológica de aportar la mejor visión comparativa frente al colectivo de jóvenes encuestados, ya que los progenitores han sido preguntados por esos mismos hábitos, comportamientos y vivencias, los suyos propios y los que conocen de usos hijos/as.

Se trata del primer estudio riguroso realizado en nuestro país sobre el uso que hacen los adolescentes del teléfono móvil, las nuevas tecnologías y las redes sociales que ofrece Internet”, afirma Francisco J. García Pascual, director de la Fundación Pfizer. En este sentido, “la principal conclusión del estudio –añade- es que las redes sociales se encuentran totalmente incorporadas al día a día de los adolescentes, frente al elevado porcentaje de padres que desconocen en su totalidad o han incorporado con más lentitud este tipo de herramientas. En este sentido, llama la atención que un 30% de los padres todavía no tiene acceso a Internet”.

Revolución en la forma de comunicación entre los adolescentes

Desde hace menos de un año se ha producido una revolución en la forma de comunicación de los adolescentes ya que, según revela el estudio, el 98 por ciento utiliza Internet dentro o fuera del hogar. Entre los servicios de Internet que más utilizan los jóvenes, la mensajería instantánea (tipo Messenger) se sitúa a la cabeza, seguida de la escucha on line de música y vídeos, la búsqueda de información por razones de estudio o trabajo y el envío / recepción de correos electrónicos.

“El 92 por ciento de los jóvenes usa las redes sociales para charlar con sus amigos prácticamente a diario. Sin embargo, solamente dos tercios de los padres son conscientes de que sus hijos participan en estas redes (casi el 40% de los padres son desconocedores de las redes sociales)” destaca García Pascual.

En cuanto al tipo de comunicaciones que se mantienen en estas redes sociales, los datos revelan un significativo desconocimiento de los padres: sólo la mitad conoce la participación real de sus hijos en páginas de amigos o blogs. También existe un relativo desconocimiento de la frecuencia con la que se conectan sus hijos a Internet.
En lo que sí coinciden padres e hijos es en el principal uso que realizan los jóvenes de estas redes sociales: contactar con amigos a los que se ve con frecuencia.

¿Supervisan los padres lo que hacen sus hijos en Internet?

Como principal problema, el estudio subraya que ocho de cada diez jóvenes usuarios de redes sociales dicen tener su propio "perfil" en alguna de estas comunidades digitales (es decir, su propia página de usuario, con sus datos personales o, por ejemplo, con sus propios comentarios, imágenes, vídeos, etc.). Aspecto, que sólo 6 de cada 10 padres conocen.

Dentro del hogar, la mayoría de los jóvenes usuarios de redes sociales utiliza el ordenador en su propia habitación, exclusiva de él o ella (el 42,5% de los casos) o compartida (10,7%). Sólo uno de cada cinco lo hace en un lugar común como una sala o salón familiar, por tanto "a la vista" de los padres u otros adultos del hogar.

Ante una pregunta más directa, una mayoría de los jóvenes usuarios de las redes sociales (el 52,8%) confirma que su padre/madre nunca o pocas veces supervisa lo que hace en Internet.

Del mismo modo, los jóvenes facilitan más datos personales en estas redes sociales de lo que sus padres creen conocer. Las diferencias principales se producen en relación al nombre del chico/a y en la edad. De mayor a menor frecuencia de datos facilitados por los jóvenes en estas redes se encuentran: su género, nombre, edad/fecha de cumpleaños, ciudad de residencia, dirección de correo electrónico, centro de estudio, gustos y aficiones; un 16,7% ofrece su dirección postal; y algo menos, un 13,1%, su número de teléfono.

Según Francisco J. García Pascual uno de los datos más relevantes del estudio es que “uno de cada cinco progenitores desconoce el número de contactos que su hijo puede tener en las redes sociales en las que participa. Y cuando afirman saberlo, el número medio dado se aleja bastante del real: 36 contactos según los padres frente a los 116 que dicen tener los hijos”.

Además, los jóvenes participantes en redes sociales reconocen tener o cumplir menos normas de uso de Internet que lo que afirman sus progenitores (tiempo que se puede pasar conectado, tipo de información que se puede compartir, páginas o redes sociales a las que se puede acceder).

Por último, este estudio también aporta datos sobre el uso de móviles entre los jóvenes: prácticamente nueve de cada diez tienen teléfono móvil. Entre esta gran mayoría de jóvenes, tres de cada diez envía SMS diariamente y seis de cada diez lo hace al menos dos o tres veces a la semana, hecho que conocen sus padres, aunque estos últimos tienen la percepción de que sus hijos están mucho más “enganchados” a su utilización diaria. Situación que se repite con los mensajes multimedia: los padres perciben que sus hijos los envían con mayor frecuencia de la que realmente presentan.

Riesgos del uso de las redes sociales

Al ser preguntados por los posibles riesgos del uso de las redes sociales, los jóvenes identifican de forma espontánea una amplia variedad de posibles riesgos o amenazas. Citados de mayor a menor frecuencia: posible vulneración de datos e información personal, suplantación de personalidad, acceso a contenidos inapropiados o peligro de entrar en contacto con gente deshonesta.

Afortunadamente, la gran mayoría de los jóvenes usuarios de redes sociales parece no haber sufrido ninguno de estos problemas o amenazas evaluados.

En todo caso, el problema sufrido más citado es el de la adicción o el uso excesivo de estas redes (un 7,3% del conjunto de jóvenes usuarios), seguido por el acceso a determinados contenidos inapropiados (6,1%). Entre estos jóvenes, el desconocimiento de la situación por parte de los padres parece ser la razón de que la mayoría de adolescentes afirmen que sus padres no han tomado ninguna medida cuando han sufrido alguna de estas amenazas.

El "ciberbullying" es una de las formas de acoso "más perversas, malintencionadas y que más sufrimiento producen en sus víctimas", según alerta el experto en menores e internet, Leonardo Cervera, quien explica que las personas que lo sufren, generalmente adolescentes de entre 13 y 14 años, se convierten en seres "inseguros, depresivos, solitarios e infelices" cuyo rendimiento escolar se ve profundamente afectado.

En este sentido, el autor del libro "Lo que hacen tus hijos en internet" apunta que el fenómeno conocido como "ciberbullying"  o  "ciberacoso"  tiene lugar cuando una persona ejerce presión sobre otra "de forma repetida y maliciosa" a través del envío de correos electrónicos. "Se trata de un acoso mucho más sistemático que otros debido a la condición pseudoanónima del agresor", aclara.

No obstante, matiza que no se trata de un fenómeno nuevo, ya que "siempre ha habido niños víctimas de acoso en los colegios y gente que disfrutaba haciéndoles la vida imposible". "Lo novedoso y preocupante del ciberacoso es que las nuevas tecnologías ayudan a que estas agresiones sean más reiteradas y hay que tener en cuenta, además, que los adolescentes son fácilmente influenciables" , asegura.

"La dinámica del conflicto y la violencia está por todas partes. En "reality shows", como Operación Triunfo o Gran Hermano, los participantes se atacan y humillan, del mismo modo en que en los jurados de estos programas siempre hay un miembro que se dedica a descalificar a alguno de ellos para aumentar el morbo entre la audiencia" , critica Cervera.

Respecto al perfil de las víctimas, el experto subraya que "cualquiera está expuesto a este fenómeno" aunque explica que los "ciberacosadores" suelen centrarse en los "raros", aquellos niños "que son diferentes física o anímicamente". "El gordito, el empollón, el enfermizo o el que está siempre con chicas es objeto de mofa por otros compañeros de las redes sociales o recibe amenazas e insultos a través del teléfono móvil que le llevan a pensar de sí mismo que tienen una vida miserable" , afirma.

Por su parte, el agresor suele ser un reflejo de su situación en casa o de los problemas que tiene para relacionarse con los demás. "En el caso de las acosadoras, este comportamiento suele ser síntoma de un bajo nivel de autoestima, al contrario de los acosadores, quienes habitualmente presentan un concepto de sí mismos demasiado alto", asegura.

"Hoy en día algunos niños aprenden a utilizar internet antes incluso que a leer o escribir", mantiene. Así, destaca que, por regla general, lo usan para jugar a partir de los ocho o nueve años y para ver vídeos y comunicarse con otros (messenger), a partir de los diez años. Sin embargo, a juicio de Cervera, la mayoría de los padres "no tienen ni idea de lo qué hacen sus hijos en la Red". "Muchos progenitores creen que lo saben porque ellos también navegan, pero la diferencia está en que los padres usamos Internet y los niños viven en él" , apostilla.

Si rehúye conectarse, puede ser una víctima

Para averiguar si un adolescente es víctima de "ciberbullying" , el autor aconseja observarle de cerca y estudiar su comportamiento. "Si rehuye conectarse a internet o se olvida constantemente el teléfono móvil en casa, puede ser síntoma de que está siendo acosado" , advierte. A partir de ese momento, Cervera recomienda "controlar discretamente lo qué hacen, pero nunca espiarles" . "Suelen estar irritables y les da vergüenza hablar de ello, por lo que hay que actuar con sutileza" , apunta.

No obstante, reconoce que desenmascarar a un agresor en la Red "es más fácil" . "A pesar de que la Ley protege a las víctimas de la misma forma que en otras modalidades de acoso, es más sencillo probar la culpabilidad de un acosador en internet porque deja rastros, aunque piense que sus ataques son anónimos", recalca.

Igualmente, apunta que los afectados disponen de líneas de ayuda a las que acudir

www.internetsinacoso.com  y  www.protegeles.com   y recomienda el blog  www.loquehacentushijos.com