sábado, 27 de junio de 2009

¿QUÉ HACER CON LOS HIJOS EN VACACIONES?

Los chicos y las chicas, igual que las personas adultas, necesitan las vacaciones para desconectar de sus tareas habituales y vivir experiencias diferentes. Sin embargo, cuando llegan las vacaciones del verano, a muchos padres y madres se les presenta el problema de qué hacer con los hijos mientras ellos trabajan.

Existen distintas posibilidades y cada familia buscará aquellas que les parezcan más adecuadas, teniendo en cuenta su situación y las necesidades e intereses de sus hijos e hijas.
Conviene que los chicos tengan actividades programadas, sin que éstas les ocupen todo el tiempo. Si no saben qué hacer o no tienen nuevos estímulos corren el riesgo de estar muchas horas frente al televisor o con los videojuegos y podrá anidar en ellos la pasividad o la vagancia.

Para muchos les resultará interesante y útil estar unos días alejados de la familia. Pueden asistir a colonias, granjas escuela, campamentos o salir a otro país para aprender un idioma.

Estar fuera de casa les ayudará a conocer otros lugares, costumbres...; además, aprenderán a compartir y ganarán en autonomía y responsabilidad, dado que se ocuparán de tareas que en bastantes casos no hacen: fregar los platos, hacer la cama, etc. Este puede ser el punto de partida para que las asuman en casa cuando vuelvan.

Para todos aquellos niños que tienen la suerte de tener abuelos, será beneficioso para ambos pasar un tiempo juntos. No obstante, no conviene abusar de los abuelos canguros, ya que suelen ser personas mayores, quizá con problemas de salud y no cuentan con la energía suficiente para estar las veinticuatro horas del día con los nietos.

Otras posibilidades son las de asistir a colonias urbanas, ludotecas o practicar algún deporte. Estas opciones permiten, en algunos casos, compatibilizarlas con el horario laboral de los padres.

Cuando esté toda la familia de vacaciones elegirán el sitio más adecuado para todos, procurando que no haya mucha gente. Aunque se esté de vacaciones se hará una planificación que les permita estar juntos, por tanto, se fijarán los horarios de las comidas, de levantarse y acostarse, junto a las tareas de cada uno en la casa.

Estará bien que los chicos no se desvinculen del todo de las tareas “escolares”. La lectura debería ocupar un lugar importante, así como descubrir aspectos de la naturaleza o escribir un diario; a algunos les irá bien repasar aquellas parcelas de sus estudios en las que vayan peor.

Teniendo en cuenta las características de los niños y las recomendaciones de nuestros especialistas en educación infantil, debemos tener en cuenta lo siguiente:
  • Las vacaciones no debe ser sinónimo de descontrol, por el contrario los padres deben procurar que se respeten los horarios de sueño y comida de los niños, aunque éste no sea tan riguroso como en la etapa escolar, es necesario que el niño mantenga sus hábitos diarios y que éstos no se pierdan.  

  • Pongámonos en el lugar del niño, si queremos mantenerlo ocupado inscribiéndolo en un programa de vacaciones útiles para aprovechar el tiempo libre o para que su periodo de vacaciones no interfiera en nuestras labores habituales, pensemos ¿nos gustaría a nosotros seguir con las clases cuando hemos esperado con ansias la llegada de las vacaciones? Las vacaciones deben ser en todos los casos periodos de descanso y recreación. Sólo en el caso de que el niño lo necesite deberá seguir programas de recuperación.
  • Las vacaciones deben ser recreativas y divertidas para el niño, ahora nuestros hijos deben experimentar nuevas opciones, diferentes a las del periodo escolar; no es beneficioso recargarlo con más cursos ya que durante casi todo el año se ha estimulado la parte lógica del cerebro, aquella que está relacionada con el lenguaje, las matemáticas y todas las materias que la escuela refuerza o profundiza constantemente, es necesario estimular la otra parte del cerebro, la parte creativa, de esta manera estaremos favoreciendo el desarrollo y la educación integral del niño, pues ésta es más productiva y completa.
  • Es conveniente escoger talleres recreativos teniendo siempre en cuenta los gustos y preferencias de su niño, además de brindarle periodos de relajación y diversión, estaremos estimulando su creatividad y las diferentes formas de expresarse, desarrollando su talento y habilidades.

viernes, 19 de junio de 2009

LA EGOLATRÍA, ¿una epidemia?


No puedo con ellos/ellas.

Hay gente que piensa que no hay nada el mundo más importante que ellos mismos. El planeta podría dejar de girar si ellos no han resuelto sus problemas. De hecho, los únicos problemas que merecen ser resueltos de forma inmediata son únicamente los suyos.

Son muy pobres, no tienen otro interés en la vida que su propio ego, el cual en el fondo lo único que presenta es un complejo de inferioridad que tratan de esconder tristemente.

Necesitan una lección, pero no tienen la suficiente humildad como para asumir que la necesitan.

Vivir pensando que son los seres más importantes sobre la faz de la tierra los hace miserables en su relación con los demás, que muchas veces se sienten ninguneados y defraudados.

La mejor moneda con la que pagar a un egocéntrico es la indiferencia, no puedo vivir con ellos...

Sí, así son. Primero yo, luego yo y, desde luego, después otra vez yo, todas las veces en las que se pueda elegir YO seré la mejor opción.

Yo, yo y siempre yo, porque YO soy quien merezco la atención absoluta de todo el mundo, Yo soy la que más trabajo, Yo soy la que más innovo, YO soy la que más comparto, (jejeje..).

¡¡¡Que se pare el mundo!!! Aquí estoy yo. Yo, yo, yo, yo, yo, yo... qué hermosa palabra.... yo.... yo... qué maravilla. Qué cantidad de belleza puede estar escondida tras esas dos letritas, tan diminutas, tan humildes, tan poquita cosa... sin embargo.... yo, yo, yo... qué extraordinario yo...

Se las ingenian para tener a parte del mundo con ojos y orejas bien abiertos para ellos. La otra parte solo tiene envidia y desconocimiento. No saben trabajar, no innovan, copian...

Siempre encuentran quien no tenga nada mejor que hacer que adularles... y si no fuera por ellos,... ¿qué sería de los infelices, los pobres egocéntricos, que no se valen por sí mismos, que necesitan de manera constante el halago y la atención ajena, pues no tienen bastante con la propia...?  tan pobres son....

martes, 16 de junio de 2009

EL DECÁLOGO DEL/LA MAL/A COMPAÑERO/A


Un mal compañero de trabajo destila pesimismo por dónde camina. Y una mala colega de trabajo, dicen, es más peligrosa todavía. Estos personajes oscuros que encontramos en todos los trabajos son aquellos para quien todo el mundo es deshonesto y mal intencionado. Son aquellos que solo hablan mal de los otros. Son los que no consiguen contener su envidia y destilan malas energías sobre sus colegas de trabajo, amigos y familiares todo el tiempo. Son los que hacen ironía y sarcasmo de todo lo que sucede de innovador y que no haya sido idea de ellos. Viven en búsqueda de las desgracias y de noticias malas y solo ven el lado negativo de la vida.

Los malos colegas de trabajo siguen una pauta de comportamiento muy pobre de espíritu y por eso todos si comportan de la misma manera negativa en el ambiente laboral.

Los 10 mandamientos de un mal compañero de trabajo

1. Es autoritario, imponiendo su voluntad sobre los demás.

2. Es falso e hipócrita, mintiendo para parecer mejor de lo que es.

3. Es irrespetuoso y muy crítico, menospreciando el trabajo de los demás.

4. Es cobarde y no dice lo que de verdad piensa.

5. Es egocéntrico e indiferente y no escucha las demandas de los demás.

6. Es conflictivo y negativo, quejándose siempre de los demás.

7. Es indolente y pasivo, huye siempre de las responsabilidades comunes.

8. Es arrogante y prepotente, creyéndose superior a los demás.

9. Es muy orgulloso y no aceptar ayuda de nadie. Tampoco comparte lo que sabe.

10. Es muy susceptible y se pone fácilmente a la defensiva.

lunes, 15 de junio de 2009

¿ DEBEMOS CORREGIR AL NIÑO CUANDO DICE PALABROTAS ?


La independencia que van probando poco a poco los niños les induce a probar el límite de lo permitido. Saltan, corren, comen y se visten solos, y cada día descubren el poder del lenguaje. Decir tacos o palabrotas es un ejemplo de ello, principalmente cuando comparten actividades o patio con niños más mayorcitos.

¿Qué es una palabrota?

Una palabrota o un taco surgen normalmente cuando el niño descubre y utiliza el poder del lenguaje para expresarse. Cronológicamente podemos situar esta circunstancia entre los 3 y los 5 años de edad, cuando el niño va al "colegio de mayores". Es una etapa más por la que pasa algunos niños. Sin embargo, una palabrota o un taco en boca de un niño de estas edades es "nada" si la despojamos de la carga expresiva que acarrea. Cuando un niño dice "Tonta" o "Imbécil", dirigiéndose a su mamá, no desea hacernos llegar el significado de estas palabras. Lo más probable es que lo haga porque es incapaz de encontrar palabras como éstas para expresar su estado de ánimo. Lo importante en estas situaciones es que los padres canalicen los sentimientos negativos y las palabrotas de los niños a otras formas de expresión.

Qué pueden hacer los padres ante las palabrotas de sus hijos, considerando que cada familia sitúe al niño en los límites que considera aceptable, ya que no a todos nos "ofenden" las mismas palabras…

1- Dar ejemplo. Si no quieres que tu hijo diga palabrotas, no las digas tú. Además, lo que se ha oído no puede reproducirse ni imitarse.

2- Evitar reír o sonreír ante cualquier palabrota. Por más graciosa que pueda resultar una expresión o alguna palabrota, reírse de ella es un error porque incita al niño a repetirla.

3- Explicar de forma sencilla y clara que estas palabras ofenden, molestan, que no son respetuosas y que sí se las dijeran a él, tampoco le gustaría que le trataran así.

4- Mantener la calma y no darle demasiada importancia ya que una actitud en exceso afectada por parte del adulto puede producir el efecto contrario. Que el niño sienta que los tacos no son la mejor forma de llamar la atención de sus padres. Lo mejor es reconducir esta etapa con naturalidad para que las palabrotas "pierdan su poder" y su efecto para el niño.

5- Ofrecer alternativas. Aportar otras palabras a un sentimiento o situación en la que se encuentra el niño. Cada familia puede adoptar las palabras de su entorno cultural y social que sean más oportunas. Enseñar a los niños, por ejemplo, que es mejor decir a su hermano que está disgustado porque le has roto el cochecito, que llamarle de "imbécil" o de "burro". Los padres pueden inventar alguna palabra nueva y divertida para sustituir a una de las ofensivas.

6- Ofrecer lecturas para incrementar el vocabulario del niño y hacerle descubrir nuevas palabras, expresiones, exclamaciones, más divertidas.

Si la situación persiste, tal vez los padres deberían valorar otras causas, por ejemplo, se dan suficiente atención al niño o si están siendo demasiado rígidos con su educación. Puede que el niño esté utilizando los insultos sólo para llamar la atención de sus padres. Puede ocurrir que si se porta bien no le hagan tanto caso como cuando él se porta mal.

domingo, 14 de junio de 2009

LA TOLERANCIA. (Educar en valores)


La tolerancia es la capacidad de conceder la misma importancia a la forma de ser, de pensar y de vivir de los demás que a nuestra propia manera de ser, de pensar y de vivir.

Si comprendemos que nuestras creencias y costumbres no son ni mejores ni peores que las de otras personas, sino simplemente distintas, estaremos respetando a los demás.

No es preciso compartir una opinión para ser capaz de considerarla tan válida como cualquier otra. Lo que hace falta es tratar de ponerse en el lugar de los demás.

Desde cada perspectiva, las cosas se perciben de una manera distinta. Por eso, analizar en grupo una situación, escuchando la opinión de cada miembro del mismo, nos permite valorarla mejor.

Compartir las diferencias nos enriquece. Algunas veces, a lo largo de la historia se pueden ver ejemplos de personas cuyas formas de actuar nacen precisamente de la falta de respeto hacia los demás. Dejar pasar actitudes desconsideradas e injustas es una manera indirecta de no respetar a quien las sufre. Por eso, ser tolerante es también definirse, dar un paso al frente, hacer una opción por la justicia y la paz.

Ser tolerante es lo mismo que ser respetuoso, indulgente y considerado con los demás. Es una cualidad personal que se define como el respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás, aunque sean diferentes o contrarias a las nuestras. Ser tolerante es ser condescendientes y permisivo con alguien a causa de las circunstancias que medien, es no impedir que haga lo que éste desee, es aceptar y admitir la diferencia o la diversidad. Para que los niños establezcan buenas relaciones con sus semejantes, es necesario que aprenda a ser tolerante desde muy pequeño.

Aprender a ser tolerante

La tolerancia juega un papel muy importante en las relaciones de los niños con sus iguales y con su familia. Es importante que ellos escuchen las ideas y las opiniones de sus amiguitos, que acepten sus criterios aunque sean distintos a los suyos, y que consigan ponerse de acuerdo con sus compañeros durante un juego, en alguna actividad o en un aula. La tolerancia les ayuda a que tengan una buena integración a un grupo o equipo. El niño no nace tolerante. Su conducta natural es que todo sea para sí, y que todos estén de acuerdo con él, por lo que es indispensable que el proceso de aprendizaje acerca de la tolerancia, empiece desde bien temprano.

El niño puede aprender a ser tolerante:
  • Cuando sus padres también lo sean
  • A través de cuentos e historias
  •  Por las actividades que desarrolla
  •  A través de los juegos
  •  Al convivir con los demás niños
  •  Aprendiendo a respetar las diferencias
  •  Conociendo diferentes culturas
  •  A través de los viajes en familia
  •  Conociendo los beneficios de la conciliación, de la paz
  •  Compartiendo, sin pelear
  •  Aprendiendo a no burlarse de los demás

sábado, 13 de junio de 2009

Educación en casa


Frente a la enseñanza reglada, muchas familias optan por educar a sus hijos e hijas en casa, por motivos ideológicos, religiosos o pedagógicos. Esta realidad, habitual y regulada en Estados Unidos, empieza a extenderse poco a poco en las familias españolas. Países europeos como Dinamarca, Irlanda, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Portugal, Suiza, Reino Unido y Austria reconocen el derecho de los padres a la escolarización en casa. En España, Grecia y Holanda la ley no está del todo clara. 

En nuestro país esta opción no está reglamentada y la escolarización es obligatoria. Por ello, quien opta por educar a los hijos en casa tiene que demostrar en las continuas inspecciones del Ministerio de Educación que les está procurando una adecuada formación.

Algunas familias han sido denunciadas por no escolarizar en centro educativo a sus hijos ante los departamentos de bienestar social. La mayoría de los jueces han desestimado los casos al comprobar que no existía desatención ni un abandono de sus obligaciones. Un uno de los recursos el Tribunal Supremo de Justicia resolvió que la educación en familia, según la leyes españolas, no es un delito. 

Diversas causas llevan a los padres a decantarse por este tipo de educación. Por ejemplo, puede que al niño le cueste aprender y necesite una atención personalizada o, por el contrario, que asimile con gran facilidad todo y se aburra en clase. En muchos casos, la decisión tiene que ver con que los padres discrepan de la ideología y los valores que transmite la enseñanza. Algunos disienten también con el tipo de materias que se imparten y cómo se imparten; por ejemplo, puede que crean necesaria una mayor formación artística o que consideren que el examen no es un método de evaluación adecuado ni necesario. Existen muchas otras circunstancias concretas que llevan a educar en casa, pero la motivación predominante es de tipo pedagógico: preferir que los hijos se eduquen de manera activa, interactuando con el medio ambiente y siendo sus maestros aquellos que más los conocen y les quieren, es decir, sus progenitores. 

Argumentos en contra

Dos son los principales argumentos que se esgrimen en contra de la educación en casa. El primero es que los padres no tienen la capacidad necesaria para formar a sus hijos. Los defensores de la educación en casa rebaten esta teoría razonando que si enseñan procesos complejos como andar o a hablar, con más razón podrán transmitir conocimientos. El segundo argumento es que los niños no aprenden a socializarse si no van al colegio. Sus seguidores, en cambio, creen que socializándose con adultos los niños adquieren madurez, y además recuerdan que existen otros espacios para relacionarse con otros niños: el parque, el barrio, la familia, etc.

El principal error que se comete al iniciarse en la educación en casa es imitar la dinámica de la escuela, ciñéndose a un horario, empleando libros de texto, etc. Esto es perjudicial porque al niño le alarma pensar que sus padres se han convertido en sus profesores. Lo recomendable es educar de manera natural, aprovechando todas las ocasiones que el día a día ofrece: por ejemplo, si hay un insecto en casa averiguar a qué especie pertenece, si algún miembro de la familia enferma, explicar en qué consiste la enfermedad y el funcionamiento de los órganos afectados, o si se ve a una mujer embarazada abordar todo lo referente a la reproducción y la sexualidad.

Constantes preguntas

Los propios niños brindan las oportunidades más propicias para explicarles algo mediante sus constantes preguntas, que hay que contestar siempre, ya que es cuando más receptivos están. Además hay que contestar de manera exhaustiva y recurriendo a herramientas para obtener datos. De hecho, una de las cualidades más positivas de la educación en casa es que no sólo se les informa, sino que se les enseña dónde buscar información. De esa manera, sabiendo aprovechar las posibilidades que ofrece Internet, los mapas, o las enciclopedias, los niños podrán aprender de una manera activa y autónoma. Asimismo, los adeptos a este sistema educativo afirman que los conocimientos adquiridos no se olvidan porque en vez de memorizarlos, como es habitual en la escuela, se comprenden en profundidad. 

viernes, 12 de junio de 2009

RESPETAR A LOS HIJOS



Esperamos que nuestros hijos nos traten con el respeto debido y que sepan respetar a los demás.

 Pero... ¿respetamos nosotros a nuestros hijos en la misma medida?

Aunque son pequeños y de corta edad, se sienten despreciados cuando les hablamos con altivez, humillados cuando les avergonzamos (a veces en público), y atropellados cuando les damos órdenes incomprensibles a sus ojos. Actuar así es la mejor manera de empezar a levantar barreras que dificultarán nuestro entendimiento con ellos. En cambio, si les tratamos con el mismo respeto que a cualquier persona, les ayudamos a sentirse tan importantes como los adultos, dignos de la misma consideración y favorecemos una comunicación fluida entre nosotros y ellos.

Respetar es tratar a alguien con la debida consideración.

El respeto que les tenemos a los hijos se manifiesta en la calidad del trato que les otorgamos y en la atención que ponemos en tratar de no invadir sin permiso sus espacios de autonomía

Las ventajas educativas de tratar a los hijos con el debido respeto son decisivas. Si nuestra relación con ellos no se basa en la consideración, se vuelve imposible llevar a cabo una acción educativa eficaz y la convivencia, a medida que se van haciendo mayores, resultará dificultosa.

Dos grandes razones justifican la necesidad de otorgar a los hijos un trato basado en el respeto:

• Los niños tienen sentimientos igual o más intensos que nosotros. A menudo nos olvidamos de ello y pensamos que no tener ni el poder ni la madurez de la edad adulta es sinónimo de no acusar lo que pasa alrededor de uno.

Cuando a un niño, en plena fiesta de cumpleaños de un amigo, su madre empezó a limpiarle los pantalones sacudiéndole con fuerza e increpándole furiosa: "¡Qué cochino eres! !Mira como te has puesto! ¡Siempre has de ser el más desastrado!" le estaba poniendo en evidencia delante de todos y los sentimientos de este niño serán de vergüenza y de odio hacia su madre.

- Cuando reciben un trato considerado, reaccionan con actitudes de colaboración. Pronunciar una frase amable para pedirles alguna cosa en vez de una orden autoritaria y cargada de reproches genera en ellos sentimientos de agradecimiento que les animan a identificarse y colaborar con la persona que no manda, sino que pide, recuerda, sugiere. No es magia: al igual que los adultos, los niños responden según los estímulos que reciben, se adaptan al trato recibido.

- Cuando reciben un trato desconsiderado o irrespetuoso, acaban por asumir conductas irrespetuosas, negativas e incluso agresivas. Al sentirse maltratado, el niño no puede por menos que sentir aversión hacia aquellos que le tratan mal, que no tienen en cuenta su dignidad. Y con esos sentimientos como cojín de su voluntad, es difícil que tenga ganas de seguir las indicaciones que ha recibido. Al contrario, es probable que por despecho, tenga ganas de desobedecer.

• Los niños aprenden a relacionarse y a comportarse por imitación y por contagio. Cuando son pequeños aprenden a hablar en el idioma que hablan los padres y, sólo mediante enseñanzas sistemáticas insistentes, consiguen aprender otros idiomas. Aprenden imitando las palabras que oyen. Pero al aprender a hablar no sólo adquieren esta habilidad, sino que adquieren con las palabras unos contenidos, unas actitudes, unas maneras de comunicarse.

Tan importante como las habilidades que adquieren son las ideas, actitudes y sentimientos que les  rodea y que también aprenderán por imitación y por contagio. Pensemos por un momento en lo que aprenderá un niño cuando reciba de sus padres un trato más delicado, respetuoso y considerado, cuando haya podido imitar a sus padres en su consideración, delicadeza y respeto, y cuando, las palabras que haya escuchado desde pequeño expresen ideas valiosas y sentimientos positivos...

Por el contrario, ¿qué forma de relacionarse y que valores tendrá un niño cuyos padres crearon en su casa un ambiente de falta de respeto, de autoritarismo, de desconsideración...

LECTURA INTERESANTE:

Ser padres con sensatez

Autor: Katharine C. Kersey
Editorial: Plaza & Janes Editores

Reseña:

La doctora Kersey -una respetada especialista en educación de la primera infancia y madre de familia- decidió volcar toda su experiencia en este libro, un manual práctico y ameno, fruto de la experiencia de toda una vida. El programa que plantea consta de 10 etapas ampliamente explicadas y ejemplificadas. "Ser padres con sensatez" es una completa guía para conseguir una relación amorosa y de respeto mutuo entre padres e hijos.

Nº páginas: 256
Colección: Divulgación
Tamaño: 22 x 15
Encuadernación: Rústica-tapa blanda
Idioma: Castellano


Cómo hablar para que sus hijos le escuchen y cómo escuchar para que sus hijos le hablen

Autor: A. Faber y E. Mazlish
Editorial: Ediciones Medici

Reseña:

Es un libro que está teniendo amplia difusión por el interés de las temáticas tratadas. Escrito como un manual, ofrece constantemente ejemplos en positivo y en negativo de un mismo hecho. Su lectura es amena y ofrece ayuda real a los padres que necesiten cambiar, modificar o revisar hábitos de comportamiento con sus hijos.

Nº páginas: 242
Colección: Educación
Tamaño: 210 x 140
Encuadernación:stica-tapa blanda
Ilustrador: Kimberly Ann
Idioma: Castellano



Un adolescente en casa

Subtítulo: Consejos para disfrutar con la adolescencia de sus hijos
Autor: Joan Carles Suris
Editorial: DeBolsillo

Reseña:

¿Cuantas veces hemos oído hablar mal de los adolescentes? ¿Por qué siempre se tacha de conflictivos a los adolescentes? La adolescencia no es una enfermedad, sino una etapa de la vida en la que los niños dejan de ser niños, pero aún no son adultos. En algunos casos pueden existir problemas, pero no siempre. Este libro quiere, ante todo, transmitir esta idea.¿Cuantas veces hemos oído hablar mal de los adolescentes? ¿Por qué siempre se tacha de conflictivos a los adolescentes? La adolescencia no es una enfermedad, sino una etapa de la vida en la que los niños dejan de ser niños, pero aún no son adultos. En algunos casos pueden existir problemas, pero no siempre. Este libro quiere, ante todo, transmitir esta idea.¿Cuantas veces hemos oído hablar mal de los adolescentes? ¿Por qué siempre se tacha de conflictivos a los adolescentes La adolescencia no es una enfermedad ni un castigo para los padres, sino una etapa de la vida en que los niños dejar de ser tales sin llegar a ser adultos. Este libro ofrece los mejores consejos, métodos y sugerencias para llevarse lo mejor posible con los adolescentes..

Nº páginas: 192
Colección: Dinámica Psicología
Tamaño: 20 x 13
Encuadernación: Rústica-tapa blanda
Idioma: Castellano

jueves, 11 de junio de 2009

Algunas estrategias y pautas para hacer exámenes tipo test

1. Presta atención al tiempo con que cuentas para hacer el examen; es recomendable que lleves un reloj.

2. Entérate de si hay penalización por las respuestas incorrectas.

3. Hojea el examen: a medida que lo lees toma nota de aquellos ítems que parecen más sencillos y aquellos que parecen más complicados

4. Comienza con las preguntas que puedes responder fácilmente; no pierdas tiempo al principio con las preguntas más complicadas. Asegúrate los puntos de los ítems que te sabes bien.

5. Vuelve a las preguntas que no pudiste responder en el primer intento. Quizás puedas responder con facilidad ahora por el sólo hecho de estar más relajado por haber respondido ya a otras preguntas; algunas veces la respuesta a una pregunta nos da pistas para responder a otra.

6. Lee e intenta comprender el enunciado antes de mirar las alternativas y de elegir una. Evita sacar conclusiones apresuradas acerca de lo que crees que el ítem pregunta.

7. Subraya los términos clave y las palabras que aporten pistas. Cuando te encuentres con términos ambiguos tradúcelos a tus propias palabras.

8. Piensa en la respuesta correcta y después búscala entre las alternativas.

9. En caso de que las alternativas difieran sólo en una o dos palabras, o en el orden de uno o dos términos, puede resultar útil leer el enunciado de la pregunta seguido de una alternativa (mientras cubres las demás). Con este método será más fácil discriminar las opciones y eliminar aquellas que no completan adecuadamente al enunciado.

10. También puedes responder a todas las preguntas de un mismo tema, y evitar la mezcla de temas inherente al diseño de este tipo de exámenes. Esto requiere tener mucho cuidado en completar todos los ítems sin saltarse ninguno.

11. Presta especial atención a la terminología que conecta las alternativas o preguntas con áreas clave de la asignatura, las clases o capítulos; puede ayudarte a reducir las alternativas posibles y llegar a la mejor respuesta.

12. Suelen ser incorrectas las opciones:
  •  que tienen un estilo muy diferente de las demás opciones,
  • que no concuerdan gramaticalmente con el enunciado,
  •  que no son del área o tópico de la pregunta, pero tienen que ver con otra área de la asignatura.
Cuando las cosas se complican...

1. ¡No intentes adivinar demasiado deprisa! Es importante leer todas las alternativas y no parar cuando encuentres una que creas probable.

2. Debes de seleccionar una alternativa no sólo técnicamente correcta, sino la más correcta. Alternativas como “todas las anteriores” o “ninguna de las anteriores” son muy inclusivas y tienden a ser más veces correctas que incorrectas.

3. Ten cuidado con alternativas que incluyan términos como “nunca”, “siempre”, “garantiza”, “asegura”. Tales palabras son bastante restrictivas y muy difíciles de defender en caso de ser elegidas. En la mayoría de las ocasiones son alternativas incorrectas.

4. Por el contrario, otros términos como “a veces resulta en”, “ocasionalmente puede derivar hacia”, pueden resultar correctos en más ocasiones.

5. Ten cuidado con las opciones demasiado largas o que incorporen “jerga” (terminología informal o no científica). Suelen ser utilizadas como señuelos o trampas.

6. Utiliza tu conocimiento previo sobre sufijos, prefijos y raíces de palabras para hacer adivinaciones inteligentes sobre términos que desconoces. Conocer el prefijo “híper” por ejemplo, te ayudará a interpretar que la hipertensión se refiere presión sanguínea alta, no baja.

7. Estate pendiente de pistas procedentes de la gramática. La respuesta correcta al enunciado de un ítem que acaba en preposición o conjunción (Ej. “en”, “a”) suele empezar por un artículo.

8. Utiliza la información y conocimientos que has adquirido al ir haciendo el test para revisar respuestas previas de las que no estabas seguro.

9. Si no estás seguro de una respuesta y has de jugártela, hazlo pero... metódicamente. Elimina alternativas que son claramente incorrectas y a continuación relaciona las que queden con el enunciado para comprobar si “encajan”. Quédate con una o dos alternativas y compáralas para identificar diferencias entre ellas. Finalmente, “adivina con fundamento”.

10. Si no tienes ninguna idea de cuál es la respuesta correcta, y no puedes utilizar las técnicas anteriores, y no hay penalización por respuestas incorrectas, escoge las opciones B o C(algunas investigaciones indican que estas alternativas suelen ser correctas en más ocasiones que por puro azar).

11. Cuando se te presenten opciones del tipo “todas las anteriores”, “ninguna de las anteriores” o “Ni A, ni B... es correcta”, considera cada alternativa como una pregunta de verdadero/ falso, y después relaciónala con el enunciado.

12. ¿Piensas que te has equivocado en una respuesta? ¿Quieres cambiarla? Si estás seguro de que tu primera respuesta está errada, cámbiala; pero si no tienes certezas y al escoger la primera respuesta tenías una mínima seguridad, no la cambies.

13. Finalmente, recuerda que la mejor manera de asegurar la selección de la opción correcta es saberse la respuesta correcta...

Y para reducir la tensión antes de un examen...
... y evitar que afecte nuestra capacidad para razonar y responder, es recomendable:

• Descansar bien la noche antes del examen: distrae tu mente con otras actividades y duerme bien (la mente cansada no da todo lo que puede).

• Tomar un desayuno ligero: no «cargues el estómago» antes del examen, así evitarás sentirte físicamente incómodo.

• Relajarse durante la hora anterior al examen: intentar aprender en el último minuto puede confundir lo que has estudiado antes, y además afectar a tu seguridad en ti mismo.

• Asegurarse de contar con todos los materiales necesarios para el examen: lápiz, bolígrafo, tablas, calculadora...

• Llegar temprano a la clase y escoger un sitio cómodo. Intenta evitar a aquellos compañeros que te ponen nervioso.

miércoles, 10 de junio de 2009

EL ESTRÉS



Definición

Al hablar de estrés nos referimos a esas experiencias de presión y demandas excesivas que la persona ha de afrontar sin tener los recursos adecuados ni saber muy bien como hacerlo.

Es un conjunto de relaciones particulares entre la persona y la situación, siendo ésta valorada como algo que excede sus propios recursos y pone en peligro su bienestar personal. Suele provocar una situación de tensión nerviosa prolongada, que puede alterar ciertas funciones del organismo.

Cualquier cosa que causa un cambio en la rutina cotidiana conlleva estrés.

Algunos conceptos relacionados: tensión, ansiedad, sensación de amenaza, carga física y mental, frustración, nerviosismo, sentimiento de culpa, irritabilidad, mal genio, baja autoestima.

El antónimo: bienestar.

CONSECUENCIAS

El estrés es un elemento que se caracteriza por potenciar otras enfermedades y provocar que las que estén latentes aparezcan. Las más frecuentes son las infecciosas, ya que el estrés produce inmunodeficiencia, es decir, debilita el sistema inmunológico.

Algunas consecuencias:

  • Aumenta el riesgo de contraer, entre otras, enfermedades cardiacas, asma, diabetes y cáncer.
  • Influye en el estado anímico.
  • Suele ocasionar sarpullidos y picores en la piel, diarreas y trastornos gástricos.
  • Distorsiona el ciclo normal del sueño, produciendo insomnio y pesadillas.
  • Contribuye al desarrollo de disfunciones sexuales.
  • Produce sensación general de insatisfacción.
  • Si el estrés permanece durante un largo periodo de tiempo, produce fatiga y agotamiento, mareos, desvanecimiento, cefaleas, migrañas, depresión, cansancio extremo y colapso, pudiendo desencadenar algunos trastornos psicológicos.


ESTRÉS LABORAL
Es una reacción física y emocional nociva que ocurre cuando las exigencias del trabajo no están acordes, por exceso o por defecto, con las capacidades, los recursos o las necesidades del trabajador.

FACTORES QUE FACILITAN SU APARICIÓN

  • El exceso de trabajo.
  • La frustración de no encontrar empleo.
  • Los objetivos marcados.
  • La excesiva responsabilidad.
  • Tener que realizar tareas para las cuales no se está preparado.
  • Las presiones del tiempo y las fechas límite.

TIPOS

ADICCIÓN AL TRABAJO.

Las personas adictas al trabajo suelen excederse en sus ocupaciones y trabajar demasiado.
A menudo piensan que son indispensables. Normalmente abandonan sus relaciones personales y sociales y se vuelven irritables. Con frecuencia desarrollan problemas médicos como dolores musculares, tensión alta e incluso trastornos respiratorios y circulatorios. También se deteriora su autoestima.

BURNOUT O SÍNDROME DEL QUEMADO.

Afecta a profesionales cuyo trabajo implica una relación de ayuda, como médicos, enfermeras, maestras y policías.

Estas personas suelen implicarse emocionalmente en su trabajo por lo que cualquier fracaso puede producir un sentimiento de insatisfacción o de incapacidad para el ejercicio de la profesión.

El bornout se caracteriza por ocasionar:
  • Agotamiento emocional: sensación de no poder dar más de si.
  • Despersonalización: actitud impersonal y negativa hacia los usuarios.
  • Falta de relación personal.


MOBBING, ACOSO LABORAL O MALTRATO EN EL TRABAJO.

EL MOBBING, también conocido como acosa laboral o maltrato en el trabajo.
Cada vez es más frecuente su aparición. Se define como situaciones en las que una persona o grupo ejercen una violencia psicológica extrema, de forma sistemática y durante un tiempo prolongado, sobre otra persona en el lugar de trabajo.

Algunas acciones que causan en el trabajo la aparición del mobbing son:
Criticarle, ignorarle, aislarle, ridiculizarle, asignarle trabajos innecesarios o de inferior cualificación, etc.

EFECTOS EN EL TRABAJO

Puede fomentar:
  • Absentismo.
  • Relaciones laborales pobres.
  • Baja productividad.
  • Altas tasas de accidentes y de cambio de trabajo.
  • En general, un mal clima en la organización, un antagonismo con el trabajo y la falta de satisfacción con el desempeño del empleo.

CONSEJOS PARA AFRONTARLO

1.- Asumir la responsabilidad y enfrentarse a la situación.

2.- Distanciarse del problema y adquirir un punto de vista positivo.

3.- Emplear el autocontrol, regulando los propios sentimientos y acciones.
4.- Buscar apoyo social: consejo, asesoramiento, asistencia o información.

5.- Mantener una actitud positiva ante las situaciones hostiles.

6.- Relajarse física y mentalmente.

7.- Evitar la obsesión por una determinada cuestión.

8.- Restar importancia al acontecimiento estresante.

9.- No consumir en exceso ciertos productos como e café, el alcohol o el tabaco, ya que potencian fisiológicamente.

martes, 9 de junio de 2009

LA HONESTIDAD


La honestidad es un valor indispensable para que las relaciones humanas se desenvuelvan en un ambiente de armonía y de confianza, pues se garantiza seguridad y credibilidad entre las personas que pertenecen a un mismo grupo social (trabajo, estudio, familia, etc.). Es una forma de vivir conforme a lo que se piensa respetando y siendo justo con los demás. 

Cuando se está entre personas honestas cualquier proyecto humano se puede realizar y la confianza colectiva se transforma en una fuerza de gran valor.

Una persona honesta es aquella que es sincera y congruente con lo que piensa, siente y hace, sin hacerle daño al prójimo. Una persona que no engaña, no miente, es fiable, evita las murmuraciones y críticas destructivas y tiene especial cuidado en el manejo de bienes económicos y materiales. 

  • Honestidad significa que no hay contradicciones entre nuestros pensamientos, palabras o acciones.
  • Somos honestos cuando no nos engañamos ni engañamos a nuestros semejantes.
  • Si queremos ser honestos, debemos empezar por enfrentar con valor nuestros defectos y buscar la manera de superarlos, corrigiendo cada vez que nos equivocamos y cumpliendo con nuestro deber en las labores grandes y pequeñas sin hacer distinción.
  • Dicen que Diógenes, filósofo griego. Caminaba por la ciudad de Atenas a la luz llevando una lámpara encendida y afirmando que buscaba un hombre honesto.
  • La persona honesta vive lo que predica y habla lo que piensa, es coherente con lo que dice, hace y piensa.
  • La honestidad consiste en decir toda la verdad a quien corresponde, de modo oportuno y en el lugar correspondiente. Decir la verdad no implica ser irrespetuoso con nadie.
  • Ser honesto es cumplir con los compromisos que he asumido ante los demás y respetar mis obligaciones contraídas, aunque parezcan pequeñas.
  • Ser honesto exige respete a los demás y no sólo exigirlo para uno mismo.
  • Ser honesto exige ir siempre con la verdad, sin exageraciones, sin temor a las dificultades que esa verdad pueda traer.
  • Sin duda también la persona honesta se conocerá por cómo es en cuanto al manejo del dinero, sobre todo si es alguien a quien se le ha confiado determinada administración.
  • La persona honesta vive lo que predica y habla lo que piensa no cambiando de parecer o de convicciones de acuerdo a determinados intereses o conveniencias.
  • También se conocerá una persona honesta a partir de cómo habla de los demás, cómo se refiere a ellos, si es justa en sus apreciaciones, prudente…

lunes, 8 de junio de 2009

Ayudar a corregir la Dislexia


La dislexia no se supera nunca. Se padece durante toda la vida, pero sí existen algunos mecanismos para, al menos, corregirla y conseguir que los disléxicos sean capaces de leer un texto, escribirlo y comprenderlo. La terapia de aprendizaje puede durar de dos a tres años y comienza con el diagnóstico del problema. Para ello, indican Mireia Golobardes y Elisenda Jardí, hay que descartar:

• Un coeficiente intelectual normal (igual o superior a 85).

• Defectos de visión y audición.

• Discapacidades neurológicas o físicas graves.

• Oportunidades adecuadas para aprender.

• Nivel de lectura inferior al de otras áreas relevantes.

Si se cumplen estas condiciones, es probable que el niño no sea disléxico, es decir, si su coeficiente intelectual es normal o tiene defectos en la visión o audición, puede ser que ahí resida la causa por la que le cuesta más aprender. Lo mismo ocurre si tiene una lesión cerebral o física, si no cuenta con las condiciones idóneas para aprender o si su nivel de lectura no es bueno pero sí el que presenta en otras materias, ya que a un niño disléxico le cuesta aprender todas las materias en general.

El director del Centro de Atención a la Diversidad, José Ramón Gamo, con amplia experiencia en el tratamiento de personas con dislexia, explica que el tratamiento tiene como objetivo corregir la dificultad a la hora de leer. "Se consigue reeducar al paciente en la dislexia enseñándole rutas de lectura que sean eficaces para entender lo que se lee. Si tenemos una dislexia de tipo auditivo, en la que el niño no escucha mal sino que no reconoce los sonidos de las letras, se interviene en la conciencia fonológica, en la capacidad que tenemos de identificar los elementos de una oración. Luego, se le enseña a identificar las sílabas que constituyen una palabra e identificar los componentes de sonido de cada palabra, a deletrear", describe.

El siguiente paso consiste en enseñar "rutas para leer las distintas palabras" mediante el reconocimiento ortográfico. "Fundamentalmente, se da al paciente mucho volumen de vocabulario visual, para que el niño tenga esos patrones de ortografía almacenados. Luego se trabaja la mecánica lectora, que incluye un ritmo adecuado o una correcta entonación, fundamentales para la comprensión lectora. En paralelo, se va aumentando el volumen de vocabulario escrito, ya que el oral es adecuado para que aprendan a identificar las palabras cuando las ven escritas y se entrena la adquisición de este vocabulario para que no lo pierdan".
Por último, cuando el niño sabe reconocer los sonidos y la ortografía de las palabras se trabaja la parte escrita y se le ayuda a emplear frases cada vez más complejas y bien estructuradas para el desarrollo un discurso, ya sea un texto narrativo o sintetizado. "En los colegios, solicitamos siempre que el examen sea escrito, como el del resto de compañeros, y que luego se confirme con un examen oral. Esto les ayuda porque a veces confunden la pregunta a la que están contestando, porque no entienden el enunciado, y cuando tienen que expresar las ideas de lo que han aprendido en un tiempo escrito y con tiempo limitado, el estrés para ellos es mayor, no organizan o desarrollan las ideas y los textos parecen incompletos. Por eso siempre se recomienda hacer un contraste para saber si el contenido está incompleto o es que no se ha entendido", indica José Ramón Gamo.

Por su parte, desde Disfam se apuesta por ser respetuoso con todo tipo de alumnado y basar el aprendizaje en un método multisensorial, donde todos los sentidos entren en juego y el aprendizaje sea vivencial, cercano, significativo&. "Este tipo de aprendizaje no es tan sólo realmente efectivo con alumnos con dislexia, sino que la metodología multisensorial será beneficiosa para el resto del aula, consiguiendo un mejor nivel en relación con otros tipos de aprendizaje", aseguran.

Esta teoría se basa en el hecho de que las personas recuerdan:

• 10% de lo que leen.

• 20% de lo que oyen.

• 30% de lo que ven.

• 50% de lo que oyen y ven.

• 70% de lo que dicen y escriben.

• 90% de lo que hacen.

"Por ello, para muchos la enseñanza puede ser facilitada con gráficos, diagramas, mapas mentales, computadoras, video u otros tipos de ayudas visuales. Otros alumnos, en cambio, tienen que tener las ideas prácticamente en sus manos. Para ellos, los instrumentos manipulativos hacen que sea posible y más fácil aprender asuntos abstractos como el contenido de las matemáticas", agregan en Disfam, donde hacen hincapié en que el niño con dislexia necesita asociar forma y sonido, por lo que les resulta muy útil buscar refuerzos visuales o auditivos para trabajar el vocabulario, como aprender los días de la semana con cartulinas de diferentes colores o enseñar a dibujar los números con plastilina. "De lo contrario, si no se trata la dislexia, a la larga pueden presentarse problemas académicos considerables", concluyen Golobardes y Jardí.

domingo, 7 de junio de 2009

El apoyo de la familia siempre es necesario. (Dislexia)


El principal apoyo de los niños disléxicos es siempre la familia. Es muy importante que se sientan queridos y entendidos por sus seres más cercanos y que estos no les reprochen su rendimiento escolar.

Según la Asociación Dislexia y Familia, "cuando empieza a aflorar el problema, se suele crear una relación muy tensa con la familia. El niño normalmente tiene malas calificaciones en la escuela y la palabra esfuerzo no es sinónimo de ningún resultado positivo. Estas presiones influyen negativamente en su relación con los demás y el niño empieza a pensar que es 'tonto', ya que a pesar de realizar un esfuerzo, es incapaz de aprender las enseñanzas más básicas como leer, escribir o las tablas de multiplicar. La familia y la escuela suelen etiquetarlo de vago y de no poner interés en lo que hace. En ese momento el niño pierde algo muy importante para su desarrollo: la autoestima".

Para Helena Alvarado, la autoestima se pierde incluso antes de llegar a la adolescencia. "De hecho, el 80% de los niños que llegan a la consulta tienen problemas de trastornos asociados. Hay niños con seis y ocho años que tienen rasgos depresivos. Si no se tratan estos síntomas, pueden desencadenar en un bloqueo del niño, que hace que niños de siete años digan que se quieren morir", asevera la psicóloga, para quien es necesario que los menores sean escuchados tanto por padres como por maestros para que todos comprendan qué es lo que les pasa y, por lo tanto, "puedan darles más rápidamente soluciones específicas".

Cuando el caso no está diagnosticado y quienes le rodean se muestran convencidos de que el niño es "mal estudiante", los padres suelen castigarles con la lectura obligatoria de libros y textos, lo que produce el efecto contrario que se desea en un principio, ya que obligar a un disléxico a leer es "como forzar a leer a un miope sin gafas y esperar que así se compense su alteración visual, esté contento y motivado por ello", ejemplifica Alvarado.

Por ello, la actitud de los padres es fundamental en el tratamiento de la dislexia. Es importante que acudan a un psicólogo para que determine la causa de la dificultad en el aprendizaje de su hijo y que se pongan cuanto antes medidas para superarla. No obstante, hay que tener en cuenta que comportamientos sobreprotectores hacia los hijos tampoco resultan positivos para éstos, ya que deben aprender a afrontar su problema. El papel más importante que tienen que cumplir los padres de niños disléxicos es el del apoyo emocional, que entiendan la naturaleza de su problema de aprendizaje y que hagan todo lo que puedan por ayudarlo.

"Muchas veces los padres que han tenido dificultades similares y que han padecido en la escuela son los que tienden a ejercer una presión mayor, consiguiendo un fin totalmente opuesto al pretendido. Conviene que admitan su preocupación y compartan con el niño los problemas que tuvieron. Esto hace que el niño se sienta aceptado", manifiesta Helena Alvarado, para recordar lo negativo que puede resultar también que los padres comparen al niño disléxico con sus hermanos u otros niños sin problemas.

sábado, 6 de junio de 2009

Dislexia


Se estima que afecta a uno de cada diez niños, muchos de ellos no diagnosticados que la padecerán durante toda la vida

Albert Einstein y Alexander Graham Bell tenían algo más en común que su amor a la ciencia y un nombre que empezaba por 'a': eran disléxicos. Un trastorno que compartían con otros personajes tan conocidos como Walt Disney, Thomas A. Edison y Leonardo da Vinci, y que afecta al 10% de la población. Los especialistas aseguran que la dislexia no se puede diagnosticar hasta que el niño tiene entre cinco y ocho años, pero advierten de que todavía hoy muchos casos pasan desapercibidos disfrazados como problemas de hiperactividad o fracaso escolar. Las dificultades a la hora de leer y escribir que presentan los disléxicos suponen una importante traba para el aprendizaje y se traducen en un sobreesfuerzo académico que no se ve reflejado en las calificaciones. Como consecuencia, el niño pierde la autoestima y es frecuente que la dislexia se asocie con problemas de depresión en los menores.

Cómo detectarla en el niño

La dislexia es una dificultad específica para aprender a leer y escribir. Su incidencia en la población se estima en un 10%, con un 4% de extremadamente disléxicos y un 6% de mediana o moderadamente disléxicos, y se trata de un trastorno que acompaña durante toda la vida a quien lo padece. Asegura José Ramón Gamo -logopeda, neuropsicólogo y director del Centro de Atención a la Diversidad (CADE)- que los niños disléxicos "tienen una capacidad intelectual media o por encima de la media", aunque reconoce que la dificultad en la comprensión de los escritos les acarrea un retraso de aprendizaje de dos años con respecto al resto de sus compañeros. "Por tanto, antes de los ocho años es imposible diagnosticar el problema. Éste es un aspecto fundamental porque se suelen cometer muchos errores en la detección de las dificultades lectoras en niños menores e identificarlas como dislexias", señala.

Para la psicóloga infanto-juvenil Helena Alvarado, la dislexia se puede detectar antes del acceso a la 'lectoescritura'. "De hecho -afirma-, a los cuatro o cinco años hay una serie de síntomas que pueden servir de indicadores de alarma para los padres". Estas señales son aquellas que están relacionadas con el nivel de comprensión y lenguaje del niño ya que, especifica Alvarado, "es habitual que a los cuatro años un niño hable con fluidez y tenga una capacidad lingüística que, en el caso de los niños disléxicos, no se produce". "Además -prosigue-, estos niños suelen tener problemas en el momento de memorizar canciones, problemas de ritmo, falta de concentración e, incluso, les cuesta hacer un puzzle por muy sencillo que sea".

El origen de la dislexia no está claro. Parece radicar en una alteración neurobiológica, una disfunción cerebral, que en más de la mitad de los casos es hereditaria y obliga, por lo tanto, a estudiar la historia de los progenitores antes de tratar a su hijo en la consulta del especialista. "Siempre hay que preguntar a los padres si hay alguna historia similar en un familiar cercano", ratifica Helena Alvarado. Por su parte, Mireia Golobardes y Elisenda Jardí, del centro Cedipte-psicologia, explican que "las dificultades de lectura en los niños están causadas por un déficit en el procesamiento perceptivo", mientras que "los problemas para aprender a leer están causados por una dificultad para adquirir y almacenar en el cerebro el recuerdo visual de las palabras y las letras". Precisamente, esta disfunción es la que dificulta la tarea de acceder a leer palabras, tanto las que son conocidas o muy frecuentes y se pueden reconocer por la ortografía (dislexia visual o dislexia ortográfica), como las palabras menos frecuentes pero que se leen traduciendo los sonidos de las letras que las componen (dislexia fonológica) o ambas (dislexias mixtas).

Todas estas características derivan en una serie de síntomas como son la dificultad en el reconocimiento de las palabras, su invención, omisión, confusión o inversión de algún sonido o letra, como la 'd' por la 'b', o la 'p' por la 'q'. Además, aunque no hay dos niños disléxicos iguales, según recuerda Alvarado, otras características que presentan son la falta de habilidad para recordar nombres; diferente manera de coger el lápiz, que presionan demasiado sobre el papel; dificultad para atarse los cordones, patinar o montar en bicicleta; mantienen mal el equilibrio; tienen mala memoria a corto plazo pero excelente a largo plazo; oído muy fino; dificultad para realizar operaciones matemáticas o aprender a manejar el reloj; mala orientación; sueño muy ligero o muy profundo; gran curiosidad y creatividad. Una multitud de detalles descritos aunque, subrayan desde la Asociación Dislexia y Familia (Disfam), "en la actualidad la dislexia continúa siendo la gran desconocida y no existe una legislación que ampare a los niños y niñas con dislexia en el marco educativo".

Dificultad en la escuela

A menudo, los niños disléxicos suelen tener problemas académicos derivados de la dificultad para el aprendizaje. Son niños inteligentes pero que necesitan que les enseñen de un modo diferente al tradicional. Por eso es habitual que obtengan bajas calificaciones en la escuela y que los padres o profesores piensen que se trata de un caso de fracaso escolar. La psicóloga Helena Alvarado advierte en este sentido que cuando un caso no se ha detectado a tiempo, las consecuencias se empiezan a ver en secundaria, etapa en la que se resaltan las dificultades que ya había en primaria, de manera que el sobreesfuerzo que realizan los niños es entonces mayor para rendir adecuadamente. "En cada clase de 40 niños podría haber un niño disléxico, y actualmente no se ha diagnosticado un disléxico en cada clase", continúa la psicóloga.

Por el contrario, cuando el caso está diagnosticado y el niño sabe por qué debe esforzarse más que el resto de sus compañeros, "este sobreesfuerzo no es tomado en consideración desde el momento en que acabamos normalizando la situación del alumno y olvidándonos de su dificultad", asegura Alvarado. "A un niño invidente no le daremos nunca un libro que no esté en braille, sin embargo, un niño disléxico debe recordar a más de un profesor qué es lo que padece y cuáles son las cosas que no puede hacer adecuadamente. Los cambios de curso, y más notoriamente los cambios de ciclo, se viven como un 'volver a empezar' y rememorar de nuevo las dudas y temores sobre sus dificultades, lo que aumenta el estrés y disminuye el rendimiento. La falta de comunicación entre profesionales de la educación y familia agrava esta situación", advierte.

En otras situaciones puede ocurrir lo contrario y que en lugar de realizar un sobreesfuerzo las personas con dislexia presenten falta de atención debida a la falta de motivación por no poder aprender al mismo ritmo que el resto. Las psicólogas Mireia Golobardes y Elisenda Jardí explican cómo esta desmotivación se puede confundir en el aula con comportamiento pasivo y/o de aburrimiento del niño. "Además -agregan-, el reforzamiento positivo y apoyo que reciben de los padres, profesores y otros compañeros puede influir en que se sienta inferior y tenga o no ganas de intentarlo y esforzarlo".

"Generalmente, cuando una persona sin dificultades de aprendizaje rememora su infancia escolar suele recordar momentos significativos, como representaciones teatrales, excursiones o viajes de estudios, los juegos y recreos, etc., todos ellos positivos en su mayoría y carentes de vivencias angustiosas. Sin embargo, los niños disléxicos manifiestan de manera espontánea vivencias negativas reiteradas por todos y argumentan con mucha seguridad que quien no vive el trastorno y la situación que comporta, no es capaz de comprenderlo en toda su magnitud", describe Helena Alvarado.

Este ambiente de descontento es creado en gran parte tanto por el profesor que desconoce lo que le ocurre al niño y no le presta la ayuda que necesita, como por los compañeros, que se burlan de él por sus bajas calificaciones. "Además, los profesores y el resto de niños no siempre comprenden comportamientos misteriosos en los alumnos con dificultades de lectura y escritura, como son el hecho de que el alumno parece tener días en que lee bien y días que lee mal. Por ejemplo, un día puede leer bien la palabra 'primavera' y otro leer 'princesa', o leer 'tarmiva' en lugar de 'tranvía'. Odian leer", matizan Golobardes y Jardí.

viernes, 5 de junio de 2009

Niños superdotados


La detección precoz es fundamental para responder a sus necesidades y evitar el fracaso escolar

Reconocer a un niño superdotado no siempre es fácil. Apenas un 2% de la población infantil iguala o supera el coeficiente intelectual para ser calificado como tal (130) y casi la mitad de los que lo consiguen se presentan como niños problemáticos con bajo rendimiento académico e, incluso, fracaso escolar. Y es que no detectar a tiempo la denominada sobredotación intelectual puede llevar al menor a aburrirse en el colegio por falta de motivación. Los afectados se quejan, además, de que el profesorado no cuenta con la preparación necesaria para identificarlos y reprochan a la Administración la falta de centros especializados y ayudas económicas para potenciar sus capacidades y recibir la educación especial que requieren.

Cómo identificarlos

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a una persona superdotada como "aquella que cuenta con un coeficiente intelectual superior a 130". Una circunstancia que apenas se da en el 2% de la población y cuya detección a menudo resulta complicada.
Los tradicionales test de inteligencia son la mejor manera de identificar a un niño o adulto superdotado, pero no la única. Realizadas siempre por profesionales, estas pruebas deben completarse con la acreditación de otras cualidades como la creatividad artística o el razonamiento lógico de las situaciones.

"Tradicionalmente se ha asociado la superdotación sólo a altas puntuaciones en los test de inteligencia y a la obtención de resultados brillantes en la escuela. En la actualidad, la mayoría de los autores prefieren hablar de talentos múltiples, altas capacidades o talentos específicos en diversas áreas como la música o las matemáticas", explica el presidente de la Asociación Española de Superdotación y Altas Capacidades (AESAC), José Antonio Montes.

Por sexos, resulta llamativo que, mientras en edades tempranas aparecen niños y niñas superdotados en similar proporción, en la adolescencia la diferencia entre ambos grupos puede alcanzar hasta ocho puntos. Una circunstancia que, en muchos casos, los expertos achacan al interés de las chicas por ocultarlo para evitar así la presión que el entorno ejerce sobre ellas y que les hace valorar más la aceptación e integración social que la obtención de resultados académicos brillantes.

Entre otros indicios, a la hora de reconocer a un niño superdotado, se pueden tener en cuenta los siguientes:

• Gran curiosidad y creatividad.
• Rapidez de aprendizaje y excelente memoria.
• Intereses muy variados y búsqueda lógica del por qué de las cosas.
• Rechazo a la autoridad y gran independencia.
• Comprensión y lectura precoz.
• Persistencia.
• Capacidad de liderazgo y gran energía, con bajo nivel de cansancio.
• Alta autoestima académica, no personal.

Problemas

Desde muy jóvenes, las personas superdotadas desarrollan unas habilidades inusuales para su edad que deben servir de pista para los padres. Si se identifican a tiempo, los pequeños superdotados podrán potenciar sus aptitudes y desarrollarlas plenamente una vez alcanzada la edad adulta. En caso contrario, su desarrollo intelectual se verá frenado y, en casi el 50% de los casos, el fracaso escolar será el siguiente paso.

"Hay quien piensa que es mejor un diagnóstico lo más temprano posible, entre los dos y los tres años. Otros, en cambio, creen más acertado esperar hasta los cinco o los seis años, ya que a estas edades es más fácil distinguir las altas capacidades", precisa el presidente de AESAC.

De cualquier manera, la detección temprana resulta fundamental para ofrecer al niño el entorno educativo más conveniente y la atención que merece. En este sentido, desde la Asociación Española de niños Superdotados se hace hincapié en la necesidad de "diseñar, programar e impartir" actividades de formación permanente al profesorado no universitario, así como en la importancia de "promover actividades educativas, escolares, científicas y sociales con los padres".

Y es que unos y otros no siempre son capaces de detectar a un niño superdotado, ya que suelen asociarle con un alumno aplicado y de expediente académico brillante, mientras que, a menudo, acostumbrados a superar los primeros cursos sin esfuerzo y dominados por el aburrimiento que supone aprender a un ritmo más rápido que el del resto de compañeros, estos niños no desarrollan unos hábitos de estudio y no es raro que presenten bajo rendimiento escolar ante la falta de estimulación intelectual y nuevos retos.

A todo esto se añade el hecho de que suelen ser también niños problemáticos en la escuela, al rechazar la autoridad de los maestros y resultar demasiado inquietos y activos.

Lo que marca la Ley

No obstante, una vez detectadas las características especiales del niño, los inconvenientes pueden multiplicarse a la hora de aplicar la ley, puesto que la normativa actual supone, según los expertos, diversas trabas administrativas para los afectados.

"Aunque se contemplan adaptaciones curriculares y flexibilizaciones del periodo de escolarización, no siempre es fácil conseguir que en los colegios se apliquen estas medidas. Es curioso que existan colegios específicos dirigidos a otro tipo de alumnos, como los deportistas de alto rendimiento, y no aquellos centros que requieren los alumnos superdotados", lamenta Montes.

En concreto, la Ley de Calidad de la Educación (LOCE) recoge varios Decretos en los que se contemplan las adaptaciones curriculares y las flexibilizaciones del periodo de escolarización o, lo que es lo mismo, la aceleración de los periodos escolares. Esto significa que un alumno con sobredotación intelectual puede iniciar el la escolarización un año antes de lo establecido o saltarse algún curso.

En total, se puede acelerar hasta tres años en la escolaridad obligatoria y otro más en la post obligatoria, si bien, recuerda Montes, "todas las comunidades autónomas tienen competencias en materia de Educación, por lo que la legislación emitida por el Ministerio de Educación es posteriormente adaptada, produciendo grandes diferencias de unas comunidades a otras en cuanto al tratamiento y los medios que ponen a disposición de estos alumnos".

Respecto a las becas o ayudas económicas que reciben los interesados, en la actualidad, el Ministerio de Educación concede becas para "alumnos con necesidades educativas especiales" -dentro de este grupo se encuentran los superdotados- dirigidas a la realización de programas específicos aunque, según denuncia desde AESAC, "los criterios para optar a las mismas son lo suficientemente restrictivos como para hacerlas casi inexistentes".

Dónde acudir

Pese a que no existen centros especializados para tratar a estos niños, diversas asociaciones y gabinetes psicológicos se encargan de asesorar a padres e hijos y ofrecen las soluciones más adecuadas para cada caso. Es en estos lugares, precisamente, donde se realizan las pruebas pertinentes para verificar la peculiaridad del menor y se dan los primeros pasos en el correcto tratamiento del mismo.

En cualquier caso, ante la menor sospecha, siempre se puede acudir a los servicios de orientación con que cuentan la mayoría de los colegios o a los Departamentos de Educación de cada territorio o provincia.

Con esta intención abrió sus puertas hace varios años el Centro para Jóvenes con Talento-CTY España, una iniciativa para el desarrollo del talento en diversas áreas académicas con la que se pretende dar respuesta a una demanda cada vez más creciente por parte de la comunidad educativa y que está basada en el modelo de la Universidad de Johns Hopkins, en Baltimore (Estados Unidos).
Ubicado en Navarra, el CTY ofrece en horario extraescolar diversos programas semanales -en los que los niños profundizan en conocimientos informáticos, técnicas de laboratorio, matemáticas o escritura creativa, según sus gustos-, los sábados por la mañana o intensivos de verano, de tres semanas de duración y en los que se fomenta la convivencia con compañeros de similares intereses intelectuales.

"Pensar que el talento se desplegará por si mismo, sin una intervención adecuada, es equivocado. La identificación es un proceso útil que resulta imprescindible para aquellos alumnos que precisan de un nivel de reto y estímulo muy superior al ordinario. Pretender una educación igual, al mismo ritmo, para todos los alumnos es como intentar calzar a todos los niños de la misma edad con zapatos del mismo número", subraya un portavoz del centro.

jueves, 4 de junio de 2009

Clases particulares: sólo una ayuda coyuntural


Conviene entenderlas como una solución temporal, que concluirá una vez se obtengan los resultados deseados

Matemáticas, física, química e idiomas son las asignaturas "hueso" para los estudiantes de nuestro país y, por tanto, las más demandadas por las miles y miles de familias que recurren a las clases particulares para aumentar las posibilidades de que sus hijos logren una buena calificación o, al menos, un aprobado. Según el informe "Las actividades del alumno fuera del horario escolar" publicado por el Instituto Nacional de Calidad y Evaluación (INCE), un 12% de los alumnos de ESO recibe la ayuda externa de un profesor particular, y un 20% acude a una academia para reforzar sus conocimientos. De hecho, el sector de la enseñanza particular en España factura cerca de 300 millones de euros anuales.

De cada diez alumnos de las etapas obligatorias, tres cuentan con el apoyo en las tareas escolares de padres, hermanos, de un profesor o academia. Según las estadísticas, en educación primaria son más los alumnos de la enseñanza privada que de la pública que buscan un refuerzo académico externo, pero en la educación secundaria obligatoria se invierte esta proporción. Otro estudio elaborado por la empresa Educa-System señala que de los cerca de dos millones de estudiantes que reciben apoyo fuera de la escuela, sólo 130.000 acuden a profesores específicamente preparados, mientras que 1,78 millones de escolares reciben ayuda de docentes no profesionales.

La elección del profesor particular
  •  Ante todo debe ser un profesional que aclare las dudas del niño en la comprensión del contenido de cada materia, y le enseñe a estudiar, a organizarse, a ser responsable y perseverante.
  •  Pida referencias del profesor. Infórmese si está capacitado para la asignatura o asignaturas que tenga que impartir.
  • Cerciórese de que se trata de una persona responsable, seria con su trabajo y puntual.
  • Si se decanta por una academia, infórmese de sus métodos, sus índices de éxito, la satisfacción de los estudiantes, la cantidad de alumnos en clase, etc.
  • Si el niño tiene menos de 12 años, lo ideal es que el profesor particular sea un maestro en lugar de un estudiante de alguna carrera. La ayuda que el maestro le puede ofrecer en cuanto a organización, diferentes técnicas de estudio, motivación será de mayor calidad debido a su formación.
  • Para los mayores de 12 años, con dificultades en determinadas áreas, es fundamental el conocimiento específico de la materia. Por ello, hay que buscar a alguien que domine el tema, y que además, sepa impartirlo de modo
Claves para que las clases de apoyo sean un éxito

  •  La decisión de tomar un profesor particular no puede surgir de un enfado pasajero por las notas del niño.

  •  Evalúe tranquilamente la conveniencia de un profesor particular para su hijo:

    a.-Si manifiesta un retraso notable en el aprendizaje de alguna materia.

    b.-Si tiene una dificultad especial para aprender y perfeccionar la lectura y escritura, debido a algún trastorno de aprendizaje como la dislexia.

    c.-Si observa actitudes negativas habituales hacia el estudio como la apatía, indisciplina, desorden en la realización del trabajo, etc.

    d.-Si presenta carencias de hábitos de trabajo o deficiencias importantes en el método de estudio.

    e.-Si estos problemas causan peleas en casa que desgastan la relación familiar y acaban con la paz del hogar.

    • El niño debe saber que ésta es una ayuda temporal, por un problema específico. No permita que se relaje en clase pensando que en casa se pondrá al día.

    • Para que los resultados sean los deseados es fundamental que el niño se sienta motivado y cómodo en las clases.

    • Mantenga una comunicación constante con el profesor para ir controlando los logros de su hijo.

    • Cuando las clases alcancen el objetivo deseado, vaya distanciándolas, hasta suprimirlas por completo.

miércoles, 3 de junio de 2009

Discalculia, la dislexia de los números


Se trata de una disfunción en el aprendizaje del cálculo que afecta significativamente al rendimiento escolar

Siempre que un niño o niña con capacidades intelectuales normales presenta una dificultad específica en el proceso de aprendizaje de las matemáticas se echa la culpa a la "dificultad que conlleva la materia" o simplemente a que "no se le danbien los números". Sin embargo, al igual que hay un trastorno del aprendizaje relacionado con la lectura denominado dislexia, pocos conocen que también se da un trastorno del aprendizaje que incide en el rendimiento de las capacidades de cálculo aritmético: la discalculia. Una disfunción que afecta a un porcentaje de la población infantil (entre el 3% y el 6%) similar a otras más conocidas como la dislexia o el déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y que, si no se trata a tiempo, puede arrastrar un importante retraso educativo.

La discalculia es una disfunción que afecta al proceso de aprendizaje del cálculo en niños con un cociente intelectual normal y que se traduce, en el caso del currículo académico, en un bajo rendimiento en matemáticas. Clínicamente hablando, la discalculia se produce por una menor maduración a nivel cerebral de las áreas relacionadas con el procesamiento numérico. Como apunta Josep M. Serra Grabulosa, Doctor en Psicología del Departamento de Psiquiatría y Psicobiología Clínica de la Universidad de Barcelona, el problema estriba en que "los estímulos que se dan en la escuela no son suficientes para acabar de madurar estas regiones cerebrales, por eso, el rendimiento de los niños con discalculia siempre está por debajo de lo normal".

La edad para detectar un problema de discalculia está entre los seis y ocho años, momento en que se introducen las matemáticas como materia independiente y se puede comparar el rendimiento de unos niños con otros. Pero ¿cómo se puede reconocer la discalculia? Antes que nada es importante distinguir entre un niño al que se le dan mal las matemáticas y otro que realmente tiene dificultades en el aprendizaje de éstas; la clave para diferenciarlo es que "el rendimiento en matemáticas de un niño con discalculia es significativamente inferior al del resto de los alumnos, siempre está dos o tres cursos por debajo del que debe tener", comenta Serra, además, en la mayoría de los casos, es un retraso que se evidencia únicamente en esta asignatura, ya que "en el resto de las áreas cognitivas su rendimiento se desarrolla dentro de la normalidad en relación a otros compañeros", añade.

Aunque no se puede generalizar, existen algunas pistas que pueden evidenciar un trastorno de discalculia, dificultades que puede tener el niño en una o varias áreas:

• Memoria: Problemas para recordar conceptos básicos de aritmética, tablas de multiplicar, significado de los símbolos y olvidarse de los pasos para resolver varios cálculos.

• Lenguaje Matemático: Dificultad para expresar procesos matemáticos, para interpretar los enunciados de los problemas o incomprensión de conceptos como posición, relaciones y tamaño.

• Habilidades visio-espaciales: Confusión en los signos aritméticos (el + por el x), inversiones numéricas (31 por 13), fallos en la seriación de números (1, 2, 4, 6, 7, 9...), colocar los números en posiciones incorrectas al realizar las operaciones o escritura incorrecta de los números.
Este trastorno del aprendizaje puede arrastrar un importante retraso educativo y puede afectar incluso a la vida diaria. Se pueden dar casos de adultos con discalculia que no puedan ni siquiera unas compras porque no son capaces de calcular si le han dado bien o no el cambio, o no saben cuantificar los precios de las cosas. Por otra parte, en los niños esta dificultad puede causar problemas de actitud; suelen estar a la defensiva porque están muy presionados por el rendimiento del resto de los compañeros, lo que crea una frustración y ansiedad en el niño que le puede llevar a la desmotivación o falta de interés, tal y como explica el psicólogo.

La buena noticia es que esta disfunción tiene solución. Para corregirla hay que reeducar al niño, como apunta Serra, "un niño con discalculia no significa que no puede aprender, sino que necesita recorrer un camino más largo que los demás. La reeducación ayuda a madurar mas rápido las zonas afectadas, consiguiendo que el nivel en el procesamiento matemático se acabe ajustando a la edad". Este camino no consiste en insistir en lo mismo que se ha hecho en clase una y otra vez, sino en enseñar al niño a aprender a manipular los números desde distintas perspectivas, huyendo de procedimientos memorísticos, en definitiva, una enseñanza más práctica del sentido numérico. Por ejemplo, en lugar de enseñar a un niño que 3x4 son 12, hay que lograr que sea consciente de que 12 se puede representar también como 12+0 o como 8+4.